Reportaje:Universidad

Cuando faltan los estudiantes

La universidad debate la viabilidad de las ofertas de titulaciones tras varios años de descenso en el número global de alumnos

El número de alumnos matriculados en las tres universidades vascas (la pública UPV y las privadas de Deusto y Mondragón) descendió un 5% durante el curso 2005-2006 con respecto al curso anterior. La caída de jóvenes que cursan estudios superiores ha sido constante durante los últimos cinco años: desde el curso 2000-2001, las tres universidades han visto descender su alumnado de forma conjunta en un 12%. Frente a quienes consideran positivo que la universidad se halle menos masificada, el Atlas Digital de la España Universitaria, elaborado por la Universidad de Cantabria y avalado por el...

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El número de alumnos matriculados en las tres universidades vascas (la pública UPV y las privadas de Deusto y Mondragón) descendió un 5% durante el curso 2005-2006 con respecto al curso anterior. La caída de jóvenes que cursan estudios superiores ha sido constante durante los últimos cinco años: desde el curso 2000-2001, las tres universidades han visto descender su alumnado de forma conjunta en un 12%. Frente a quienes consideran positivo que la universidad se halle menos masificada, el Atlas Digital de la España Universitaria, elaborado por la Universidad de Cantabria y avalado por el Ministerio de Educación, ha cuestionado que las carreras que cuentan con menos de 125 alumnos de nuevo ingreso sean viables.

Fuentes del Eustat atribuyen la caída en el número de alumnos al descenso de la tasa de natalidad en los años 80, por lo que prevén, visto el aumento de dicha tasa desde hace tres años, un repunte en el número de matriculaciones en 16 o 18 años.

El sociólogo Ander Gurrutxaga apunta otros factores que influyen en este descenso. "El modelo de universidad generalista implica que prácticamente todas las carreras que se ofrecen en el catálogo general de titulaciones se pueden cursar en la propia comunidad y eso, cuando hay descenso en las matriculaciones, agrava la crisis. La institucionalización del bilingüismo supone además una mayor diversificación, una oferta muy extensa y un sistema muy complejo", sostiene.

Algunas universidades han empezado ya a plantear fórmulas con las que ajustar su oferta de titulaciones. Sin embargo, el equipo rectoral de la UPV no cree que el descenso de alumnos sea alarmante. "Ni siquiera hemos descendido al nivel que era previsible según la tasa demográfica, al haber un mayor porcentaje de la población cursando estudios universitarios", señala su vicerrectora de Ordenación Académica, Eva Ferreira. Agrega que la universidad pública ha pasado "de acoger el 71,5% del alumnado matriculado en las universidades presenciales de la comunidad autónoma en el curso 2000-2001 a matricular al 75,5% en el curso 2005-2006".

Ferreira niega que la oferta de titulaciones sea excesiva: "Los casos de desajuste suelen deberse a que la demanda no se puede satisfacer y se marcan númerus clausus. El descenso no ha afectado a que la demanda de ciertas titulaciones siga desbordando la oferta". Las dos universidades privadas han preferido no dar su opinión.

Frente a los expertos que cifran el mínimo de nuevos alumnos que hacen viable una titulación (125 para unos y 70 para otros), Gurrutxaga no cree que los números sean "indicadores significativos". Este sociólogo aboga por abordar un debate más profundo: "Detrás de muchos proyectos sólo encuentro criterios de ahorro en la inversión y eso me preocupa. Harvard tiene sólo 5.000 alumnos y nadie cuestiona su prestigio. La cuestión previa a resolver es qué modelo de universidad queremos. Luego habrá que adecuar la oferta a esa realidad". Un tercio de las titulaciones de la UPV tiene menos de 70 alumnos de nuevo ingreso y a su vicerrectora le sorprende que las cifras mínimas que se plantean superen el máximo de entrada que permiten los númerus clausus.

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La demanda social

El Gobierno catalán se está planteando eliminar las carreras con menos de 15 alumnos. Gurrutxaga replica que una decisión así no puede basarse sólo en criterios cuantitativos. "La universidad tiene que impartir conocimientos que son buenos en sí mismos para la sociedad. No es una empresa donde si un servicio que no funciona, se quita y no pasa nada", defiende. "Hay que tener en cuenta tanto la demanda del alumnado como la demanda social, y ahí entra el interés educativo y cultural", sostiene Ferreira.

Aunque el sociólogo defiende esas premisas también para las universidades privadas, la vicerrectora cree que la UPV, en tanto que pública, debe "garantizar la formación que se imparte actualmente y quizá abrir nuevos horizontes". "Es obvio que, en una universidad pública y siendo la única de la comunidad, la oferta debe ser suficientemente generalista", recalca.

Las universidades de Valencia, Galicia, Cataluña y Andalucía han anunciado ya medidas como crear carreras más especializadas, agrupar titulaciones poco demandadas o incrementar las becas de movilidad, aprovechando para ello la reforma de los títulos de grado que impone el Proceso de Bolonia. Gurrutxaga lamenta la "tendencia a reformar demasiado" y cree que asumir fórmulas de ese tipo "requiere sosiego, acertar con el diagnóstico y un análisis en profundidad". Es un debate que para la vicerrectora debe contar "con la máxima difusión y transparencia".

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