La película alemana 'Longing', premiada en el festival de Gijón

La película alemana Longing, primer largometraje de ficción de la documentalista Valeska Grisebach, encabeza el palmarés de la 44ª edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, que se clausuró ayer con la proyección del libérrimo musical Idlewild, de Bryan Barber, protagonizado por Big Boy y André 3000, los dos visionarios talentos del hip-hop mutante que integran Outkast. Ganadora del premio al mejor largometraje y del de la crítica, Longing es la crónica hiperrealista de un adulterio donde la pasión (y la tragedia) se cocinan a fuego lento para golpear al e...

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La película alemana Longing, primer largometraje de ficción de la documentalista Valeska Grisebach, encabeza el palmarés de la 44ª edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, que se clausuró ayer con la proyección del libérrimo musical Idlewild, de Bryan Barber, protagonizado por Big Boy y André 3000, los dos visionarios talentos del hip-hop mutante que integran Outkast. Ganadora del premio al mejor largometraje y del de la crítica, Longing es la crónica hiperrealista de un adulterio donde la pasión (y la tragedia) se cocinan a fuego lento para golpear al espectador en los minutos finales.

El jurado, integrado por los directores Isaki Lacuesta y Thomas Clay, el actor Javier Pereira, la programadora Tiziana Finzi y el crítico Mark Peranson, ha decidido hacer justicia a la vocación de heterodoxia del certamen y a los muchos tonos y registros de su sección oficial. Las combativas mujeres con ganas de fútbol de la iraní Offside y los jóvenes del conflictivo barrio de Queens de la norteamericana A guide to recognizing your saints han convertido los galardones a los mejores actriz y actor en triunfos colectivos. También compartida ha sido la categoría de mejor director, que ha distinguido al iraní Maziar Miri y al cineasta de Chad Mahamat Saleh Haroun por sus respectivos trabajos Gradually y Daratt, dos propuestas de intermitente interés un tanto condicionadas por el posibilismo de sus planteamientos estéticos y narrativos.

El premio al mejor guión aporta una especial nota de atrevimiento al destacar una película hecha sin guión. O, por lo menos, sin un guión convencional: Shortbus, de John Cameron Mitchell, construye su historia a partir del trabajo colectivo, las experiencias personales y la improvisación de su reparto coral. La película también ha recibido el galardón a la mejor dirección artística, de Jody Asnes, que convierte Nueva York en una funcional maqueta naíf.

El premio especial del jurado supone otra radical toma de postura, destacando la autoría ensimismada del director de origen malasio Tsai Ming-liang. Su película I don't want to sep alone, casi un no-musical apocalíptico sobre la ardua superación de la asfixia del sentimiento, tiene tantos números para irritar al espectador como para fascinarlo, pero otorgarle un premio puede ser cualquier cosa menos una decisión cobarde. La bulliciosa y vitalista Offside, de Jafar Panahi, ha sido elegida como mejor película del festival por su jurado joven.

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