Condena al ex dictador iraquí

La sentencia contra Sadam enfrenta de nuevo a chiíes y suníes en Irak

Miles de suníes protestan en las calles mientras los chiíes celebran la condena del dictador

Los dos Irak se evidenciaron ayer en las reacciones a la condena a muerte del ex presidente Sadam Husein. Mientras los manifestantes chiíes de Ciudad Sáder y Basora quemaban retratos del ex dictador y distribuían dulces en señal de alegría, los árabes suníes tachaban de "compló estadounidense" el fallo del tribunal. Temeroso de reacciones violentas, el Gobierno decretó un férreo, e indefinido, toque de queda en Bagdad y las vecinas provincias de Diyala y Saladino. Pero a estas alturas, muchos iraquíes y observadores extranjeros dudan de que la situación pueda empeorar aún más.

El toque ...

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Los dos Irak se evidenciaron ayer en las reacciones a la condena a muerte del ex presidente Sadam Husein. Mientras los manifestantes chiíes de Ciudad Sáder y Basora quemaban retratos del ex dictador y distribuían dulces en señal de alegría, los árabes suníes tachaban de "compló estadounidense" el fallo del tribunal. Temeroso de reacciones violentas, el Gobierno decretó un férreo, e indefinido, toque de queda en Bagdad y las vecinas provincias de Diyala y Saladino. Pero a estas alturas, muchos iraquíes y observadores extranjeros dudan de que la situación pueda empeorar aún más.

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El toque de queda no impidió que los habitantes de Ciudad Sáder, la enorme y depauperada barriada chií del este de Bagdad, celebraran la condena a muerte de Sadam. "La televisión les está mostrando bailando en la calle, y lo mismo está pasando en el sur de Irak", relató por teléfono Alí Abdulhadi, un padre de familia de 55 años. En su distrito, Al Qadisiya, la situación era de tranquilidad. "Sólo se ven los Humvees del Ejército estadounidense", declaró preocupado por el repentino toque de queda que había dejado a su familia escasa de pan.

"Esperábamos el resultado porque conocíamos sus crímenes", explicó este chií empleado en una empresa pública. "No sólo yo sino la mayoría de los amigos y compañeros de trabajo con los que he hablado estos días están de acuerdo con la pena de muerte", añadió.

"Es lo que se merece", concurre Husam, un joven universitario que pasa el toque de queda jugando al dominó con sus vecinos.

Para muchos iraquíes, en especial entre la comunidad árabe chií que representa un 60% de la población, las quejas de los expertos sobre la falta de ecuanimidad del tribunal o la imposibilidad de juzgar a Sadam por otros crímenes mayores, no dejan de ser sutilezas legales. "Cuanto antes pase todo y se le ejecute, mejor", defiende Abdulhadi. "Además, ha sido un juicio equilibrado porque ha dejado libre a Mohamed Azawi Ali", asegura en referencia a uno de los cuatro responsables locales del Partido Baaz encausados junto a Sadam.

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Pero las opiniones difieren radicalmente a pocas manzanas de allí. Nada más conocerse la sentencia, en la calle Haifa y en el barrio de Adhamiya, dos áreas mayoritariamente suníes de la capital, estallaron enfrentamientos entre hombres armados y soldados iraquíes y estadounidenses. Mientras tanto en Tikrit y sus alrededores, la región natal de Sadam, miles de simpatizantes del ex presidente realizaron manifestaciones de protesta. "Sadam vivió como un héroe y morirá como un héroe. El tribunal fue montado por sus enemigos... Es una farsa histórica", denunció el jeque Al Nadawi, jefe del grupo de tribus Baigat al que pertenece el ex presidente iraquí.

Sin embargo, no se cumplieron las advertencias de graves enfrentamientos lanzadas de antemano por el vicepresidente, Tarek al Hashimi, uno de los pocos suníes que participa en el Gobierno. El férreo toque de queda decretado la víspera, lo impedía.

"Es cierto que de momento no ha habido grandes repercusiones, pero el toque de queda no puede mantenerse por mucho tiempo", admitía a este diario el embajador de España en Irak, Ignacio Rupérez. "La sentencia no ha alterado bruscamente la situación porque hemos llegado a semejante nivel de violencia y enfrentamiento que no sé si puede empeorar más", lamentaba el diplomático que no obstante mencionaba "la posibilidad de que los iraquíes valoren positivamente que un tribunal, y un Gobierno, sean capaces de actuar con energía y autoridad".

Pocos iraquíes creen, no obstante, que la sentencia vaya a suavizar el conflicto que Irak arrastra desde la invasión estadounidense y que ha colocado al país al borde de la guerra civil. Incluso quienes como Abdulhadi quieren ver a Sadam en el cadalso, dudan de que su muerte sirva para mejorar la situación.

"El veredicto no debe distraer la atención sobre la tragedia cotidiana de los iraquíes", señaló un comunicado el Partido Islámico, la principal formación suní, en una de las escasas reacciones políticas que se produjeron ayer.

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