Coyuntura agraria

Bruselas pretende liberalizar los mercados de la vid y el vino

La UE trata de eliminar los mecanismos de regulación del sector

Ajustar la producción a la demanda en función de las posibilidades de los mercados, liberalizar superficies de cultivos, eliminar mecanismos de regulación y tratar de lograr una posición más competitiva respecto a vinos de terceros países. Éstos son los puntos más importantes de la propuesta inicial de reforma de la OCM del vino presentada la pasada semana por la Comisión de la UE. Este esfuerzo de Bruselas para eliminar excedentes se puede quedar, sin embargo, sin ningún efecto si, respondiendo a las exigencias de la Organización Mundial de Comercio, se pone fin a la prohibición para la mezcl...

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Ajustar la producción a la demanda en función de las posibilidades de los mercados, liberalizar superficies de cultivos, eliminar mecanismos de regulación y tratar de lograr una posición más competitiva respecto a vinos de terceros países. Éstos son los puntos más importantes de la propuesta inicial de reforma de la OCM del vino presentada la pasada semana por la Comisión de la UE. Este esfuerzo de Bruselas para eliminar excedentes se puede quedar, sin embargo, sin ningún efecto si, respondiendo a las exigencias de la Organización Mundial de Comercio, se pone fin a la prohibición para la mezcla de vinos importados con vinos propios y a la prohibición de importar mostos concentrados para vinificación. Los puntos concretos de la propuesta son:

- Presupuesto. Se mantiene el presupuesto medio de los últimos años en el sector, con un montante medio de unos 1.300 millones de euros. La propuesta contempla un cambio radical en los conceptos de gasto. En los primeros cinco años, casi el 40% será para pagar arranques, cifra a la que se sumarán los pagos acoplados futuros para esas superficies.

- Arranques. Frente a unas producciones medias de 163 millones de hectolitros en la UE y una demanda de 131 millones, Bruselas plantea como primer instrumento para ordenar el sector un abandono voluntario de hasta 400.000 hectáreas en los primeros cinco años de la reforma, con una ayuda media de 6.000 euros por hectárea. Actualmente Bruselas permite el abandono, pero no se aplica si un Estado lo prohíbe, aunque el agricultor lo desee. En el futuro las decisiones sólo corresponden al viticultor.

- Regulación de mercados. La regulación del mercado en la actualidad se ha basado en la quema de vino para alcohol a razón de unos 11 millones de hectolitros.De esa cifra, casi siete corresponden a España. Frente a esa política, la propuesta contempla eliminar todo tipo de destilaciones, de crisis y de boca, aunque se deja la puerta abierta para que un Estado lo pueda hacer con dinero del sobre que se le asigne.

- Plantaciones. La actual regulación contempla la prohibición de nuevas plantaciones hasta 2013. La propuesta contempla dos escenarios, liberalizar las plantaciones en 2010 o en 2013. Ello supondrá que quienes opten por aumentar superficie de viñedos lo podrán hacer sin coste alguno en esas fechas, generalmente las grandes bodegas. Por el contrario, los derechos de producción de los viticultores, generalmente cooperativas, vendrán a menos.

- Etiquetado. Bruselas quiere flexibilizar las prácticas enológicas para adecuar las mismas a las normas internacionales, así como el etiquetado en las botellas para dar un mayor valor a los vinos de mesa y competir así con vinos de calidad similar procedentes de terceros países como Suráfrica, Australia o Nueva Zelanda, que invaden los mercados. En la última década, las importaciones comunitarias de vino han pasado de tres a más de 11 millones de hectolitros, mientras las exportaciones lo hicieron de 11 a menos de 14 millones.

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