Inmovilizadas 130 cartas de Unamuno en una sala de subastas

La Audiencia Provincial de Córdoba ha decidido de forma cautelar que las 130 cartas escritas por Miguel de Unamuno que la sala Durán pretendía subastar en marzo pasado permanezcan en las dependencias de la firma madrileña, según fuentes del Ministerio de Cultura.

El asunto de las epístolas del escritor vasco se encuentra en los juzgados de Córdoba, ciudad del supuesto dueño, Manuel Villén, quien quiso subastar. Pero la casa madrileña Durán decidió retirarlas de la puja tras los requerimientos del Ministerio de Cultura y de la Universidad de Salamanca, que sostienen que el Estado es su l...

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La Audiencia Provincial de Córdoba ha decidido de forma cautelar que las 130 cartas escritas por Miguel de Unamuno que la sala Durán pretendía subastar en marzo pasado permanezcan en las dependencias de la firma madrileña, según fuentes del Ministerio de Cultura.

El asunto de las epístolas del escritor vasco se encuentra en los juzgados de Córdoba, ciudad del supuesto dueño, Manuel Villén, quien quiso subastar. Pero la casa madrileña Durán decidió retirarlas de la puja tras los requerimientos del Ministerio de Cultura y de la Universidad de Salamanca, que sostienen que el Estado es su legítimo dueño. La justicia ha rechazado la petición de Cultura para que el material fuera trasladado a alguna dependencia del Gobierno. El propietario tiene cinco días, desde que reciba la notificación, para recurrir la decisión del juez.

Las cartas son textos íntimos remitidos a su esposa y otros miembros de la familia desde el destierro, en 1923, primero en Fuerteventura, y luego, desde el exilio en París y Hendaya. El precio de partida de la puja era de 132.000 euros.

La Universidad de Salamanca, el Ministerio de Cultura y los herederos de Unamuno mantienen que el cordobés Villén no es el dueño legítimo de las cartas. Por ello solicitaron la suspensión de la subasta y recurrieron a la vía judicial. El Ministerio de Cultura llegó incluso a declarar "inexportables" estos documentos el 16 de marzo para asegurarse de que no salieran del país en el caso de que fueran vendidos. El supuesto propietario mantiene que Felisa, una de las hijas del escritor, le regaló las epístolas en 1969, aunque la familia de Unamuno lo niega.

Los herederos precisaron en un comunicado que Felisa hizo "un préstamo" a Villén, quien estaba preparando una edición de las obras completas de Unamuno, y él nunca devolvió esas cartas "a pesar de los requerimientos y advertencias". Por su parte, Cultura sostiene que el Estado compró en 1967 todos los documentos conocidos entonces de Unamuno y estipuló en el contrato que se quedaría con los que aparecieran en el futuro.

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