Crítica:MADRID EN DANZA

Hielo y besos

Bajo el nombre de Diwan (manera genérica de denominar una colección de poemas o de músicas) ha llevado a los coreógrafos Werner y Muraday a Estambul; allí han trabajado con dos excelentes bailarines turcos: Duygu Gungur y Ozkan Cugali, que se unieron a los elencos regulares de Provisional y Losdedae. El resultado son dos obras intensas, originales y de calidad.

En Devuelve mi beso Werner maneja con soltura el grupo y el espacio, y, aunque esta vez el vestuario no ayuda mucho, hay una sorprendente explosión de sensualidad y humor, de alegría y desenfado, consiguiendo un material q...

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Bajo el nombre de Diwan (manera genérica de denominar una colección de poemas o de músicas) ha llevado a los coreógrafos Werner y Muraday a Estambul; allí han trabajado con dos excelentes bailarines turcos: Duygu Gungur y Ozkan Cugali, que se unieron a los elencos regulares de Provisional y Losdedae. El resultado son dos obras intensas, originales y de calidad.

En Devuelve mi beso Werner maneja con soltura el grupo y el espacio, y, aunque esta vez el vestuario no ayuda mucho, hay una sorprendente explosión de sensualidad y humor, de alegría y desenfado, consiguiendo un material que se disfruta de principio a fin. Pero el gran descubrimiento de esta velada es el fichaje de Josué Espino, que tiene la cabeza del David y los pies de un futuro virtuoso: habrá que seguir sus pasos y sus saltos, su desarrollo sensible; también Victoria Miranda y un muy evolucionado Manuel Rodríguez dieron todo de sí.

Proyecto Diwan

Devuelve mi beso. Coreografía: Carmen Werner (Provisional Danza); música: Yoshihiro Hanno y Masahiro Hiramoto. Impermeabilidad. Coreografía: Chevi Muraday (Compañía Losdedae). Sala Cuarta Pared, Madrid 12 de abril.

Un fallo técnico poco justificable en este teatro y en un grupo de la experiencia de Muraday, hizo que poco después de mediada la representación de Impermeabilidad se tuviera que suspender ante el imprevisto de los fallos de audio. Lo que se pudo ver tenía fuerza aunque demasiado efectismo confiado al audiovisual, y lo que quería hacer memorial se quedaba en circunstancial y recurrente. Mientras en Werner hay progresión y estructura, en Muraday sólo vimos acción y catarsis: son dos maneras de ver el baile contemporáneo desde ángulos muy diferenciados entre sí.

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