Como niños

Si es cierto ese axioma que asegura que todos tenemos, de alguna manera, siempre la misma edad, el ínclito gallego Julián Hernández y su legendario y veterano combo punk parecen vivir, tras aquel prurito de bluesmen que padecieron hace unos pocos años, en un maravilloso limbo posadolescente en el que siempre tienen un sentido loco sus viejos temas de siempre.

Hasta cuatro actuaciones consecutivas van a dar en esta su "gira mundial por Madrid": dos seguidos en el Moby Dick, otro en el vallecano Hebe y uno más en el carabanchelero Gruta 77.

A juzgar por lo contemplado en el ...

Si es cierto ese axioma que asegura que todos tenemos, de alguna manera, siempre la misma edad, el ínclito gallego Julián Hernández y su legendario y veterano combo punk parecen vivir, tras aquel prurito de bluesmen que padecieron hace unos pocos años, en un maravilloso limbo posadolescente en el que siempre tienen un sentido loco sus viejos temas de siempre.

Hasta cuatro actuaciones consecutivas van a dar en esta su "gira mundial por Madrid": dos seguidos en el Moby Dick, otro en el vallecano Hebe y uno más en el carabanchelero Gruta 77.

A juzgar por lo contemplado en el primero de dichos conciertos, conviene asistir por lo menos a uno de ellos si es que el oyente mantiene el gusto por el punk rock casero con retranca galaica. Porque tocan lo mejor de su repertorio, que es mucho: Cuánta puta y yo qué viejo, España se droga, Moon over Marin, Tumbado a la bartola, Purdey, Todos los ahorcados mueren empalmados, Bailaré sobre tu tumba, Mata jipis en las Cies, Todo por la napia, Miña terra galega, Diga que le debo, Yo dije yeah y, por supuesto, Ayatola, entre otras. Hasta se permitieron cerrar con el God save the queen de los bienamados Sex Pistols. Lo dicho, eternamente jóvenes; como niños, vaya.