EE UU lanza la mayor ofensiva aérea en Irak desde la invasión de 2003

Las luchas internas por el poder ensombrecen la primera sesión del nuevo Parlamento iraquí

Estados Unidos anunció ayer la puesta en marcha de la mayor ofensiva aérea sobre Irak desde la invasión del país, en 2003. A cuatro días del tercer aniversario del comienzo de la guerra, el Ejército de EE UU inició un ataque cerca de Samarra, 100 kilómetros al norte de Bagdad, para destruir un bastión de la insurgencia. La operación coincidió con la primera sesión del nuevo Parlamento iraquí, que se suspendió al ser imposible un acuerdo sobre puestos clave en el Ejecutivo. El primer ministro, Ibrahim al Yafari, cuyo deseo de renovar mandato bloquea la formación de Gobierno, dijo estar dispuest...

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Estados Unidos anunció ayer la puesta en marcha de la mayor ofensiva aérea sobre Irak desde la invasión del país, en 2003. A cuatro días del tercer aniversario del comienzo de la guerra, el Ejército de EE UU inició un ataque cerca de Samarra, 100 kilómetros al norte de Bagdad, para destruir un bastión de la insurgencia. La operación coincidió con la primera sesión del nuevo Parlamento iraquí, que se suspendió al ser imposible un acuerdo sobre puestos clave en el Ejecutivo. El primer ministro, Ibrahim al Yafari, cuyo deseo de renovar mandato bloquea la formación de Gobierno, dijo estar dispuesto a renunciar.

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La operación se inició en la mañana de ayer con el despliegue de más de 50 aeronaves, 200 vehículos y 1.500 soldados, entre estadounidenses e iraquíes, según un comunicado oficial. Un alto mando militar especificó en Washington que entre 600 y 700 de los soldados son iraquíes.

Se espera que el ataque, dirigido contra supuestos miembros de la insurgencia que se encuentran cerca de la ciudad de Samarra, continúe al menos durante varios días, "ya que se está llevando a cabo una minuciosa búsqueda en el área objetivo", según la nota.

Samarra es precisamente donde se produjo el atentado, hace un mes, que destruyó la cúpula dorada de la mezquita de Al Askari, uno de los lugares santos de los chiíes. El ataque ha desatado una ola de violencia sectaria que se ha cobrado cientos de muertos y que ha puesto al país al borde de la guerra civil.

"Los informes iniciales del área objetivo indican que han sido capturados un número de alijos de armas enemigos, que contienen proyectiles de artillería, explosivos, materiales para la fabricación de bombas y uniformes militares", reza el comunicado.

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Bautizada como Swarmer, la operación fue anunciada con cierta fanfarria a los medios. Los militares de EE UU proporcionaron fotografías de helicópteros de transporte Black Hawk alineados para la ofensiva, pero no mostraron fotos de aviones de guerra.

Un alto cargo del Pentágono trató de rebajar la escala de la operación: "No se trata de bombas de precisión ni cosas así", dijo. Otro mando militar explicó que "predominantemente" participaban en la ofensiva helicópteros, con otras aeronaves y fuerzas terrestres.

El inicio de la operación coincidió con la primera reunión del nuevo Parlamento iraquí desde que fue elegido, en diciembre pasado. En una breve sesión, que tuvo lugar en Bagdad, se constató el punto muerto en el que se encuentran las conversaciones para formar un Gobierno de unidad nacional. Lo que podría haber supuesto el punto culminante del proceso político perseguido por EE UU cuando derrocó a Sadam Husein hace casi tres años, se redujo a 20 minutos de protocolo. Poco se podía hacer sin acuerdo entre chiíes, suníes y kurdos para nombrar siquiera los cargos institucionales del Parlamento, y menos los del primer ministro y de los miembros del Gobierno.

El actual primer ministro, Ibrahim al Yafari, cuya propuesta de reelección respaldada por los chiíes es el principal motivo de desacuerdo con suníes y kurdos, declaró a la prensa que está dispuesto a retirar su candidatura si el pueblo iraquí se lo pide. Sin embargo, Al Yafari insistió después en que tiene derecho a ser nombrado, pues fue elegido por el grupo mayoritario. "No llegué aquí como parte de un acuerdo, así que no puedo ser empujado a un lado debido a un acuerdo", afirmó.

"El país está atravesando tiempos difíciles, está afrontando retos, y los peligros vienen de todas las direcciones", dijo Adnan Pachachi, que como miembro de más edad, asumió temporalmente el cargo de presidente del Parlamento. "Las tensiones sectarias han aumentado. Tenemos que probar al mundo entero que no habrá guerra civil", aseveró, según The New York Times.

Soldados y helicópteros estadounidenses toman posiciones antes del inicio, ayer, de la ofensiva aérea contra Samarra.REUTERS

Los kurdos se alzan contra la miseria

Centenares de manifestantes destruyeron ayer en Halabya, en el Kurdistán iraquí, el monumento en memoria del ataque con gas mostaza en el que, en la misma fecha de 1988, las fuerzas de Sadam Husein mataron a más de 5.000 kurdos. Coincidiendo con el 18º aniversario de la matanza de Halabya, los peshmergas, las milicias autónomas kurdas, abrieron fuego contra los manifestantes que protestaban contra el mal funcionamiento de los servicios públicos después de que hubieran prendido fuego a un museo sobre la masacre. Un responsable del hospital local aseguró que una persona murió y otras seis resultaron heridas a raíz de los disparos.

Las fuerzas de seguridad kurdas sellaron la ciudad poco después de los disturbios y confiscaron las cintas de vídeo grabadas por equipos de televisión. El Kurdistán iraquí se había mantenido hasta ahora al margen de la violencia generalizada del resto del país. "El Gobierno kurdo ha recibido donaciones para Halabya que nunca han llegado hasta nosotros", se quejaba uno de los manifestantes. Muchos edificios de la ciudad se hallan en mal estado y el suministro de agua y electricidad es muy deficiente.

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