Pedro Sorela retrata la identidad sin fronteras en su novela 'Ya verás'

Pedro Sorela (Bogotá, 1951) es un nómada. Aunque asentado desde hace 35 años en Madrid, su espíritu errante no hace sino crecer. "Estoy a 10 minutos de la terminal 4 de Barajas, en el centro del mundo, a un paso de todo", dice el escritor.

Los personajes de su obra número 13, Ya verás (Alfaguara), también son nómadas. Por profesión: "Un piloto y una azafata; estas profesiones me venían de maravilla, aunque las haya falseado, me tomé mis licencias. Y saldaba una vieja deuda, siempre he querido ser piloto". Y por vocación: "No se trata de que los personajes de la novela no encuentr...

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Pedro Sorela (Bogotá, 1951) es un nómada. Aunque asentado desde hace 35 años en Madrid, su espíritu errante no hace sino crecer. "Estoy a 10 minutos de la terminal 4 de Barajas, en el centro del mundo, a un paso de todo", dice el escritor.

Los personajes de su obra número 13, Ya verás (Alfaguara), también son nómadas. Por profesión: "Un piloto y una azafata; estas profesiones me venían de maravilla, aunque las haya falseado, me tomé mis licencias. Y saldaba una vieja deuda, siempre he querido ser piloto". Y por vocación: "No se trata de que los personajes de la novela no encuentren su sitio, porque el viaje es su sitio y su identidad es una suma de esas geografías".

Ya verás es una travesía por varios continentes, por los que sus personajes se mueven con facilidad; "y aspiro a que acaben moviéndose con soltura por los cinco", matiza. La novela, según Sorela, trata de "257 páginas". "Hay que tener cuidado, Ya verás habla de muchas cosas", añade.

No obstante, nómada no equivale a cosmopolita, advierte. "Viajar te abre los ojos. A base de kilómetros te das cuenta de que todo es un fraude. Nos han dibujado unas rayas en el suelo y han reducido nuestra identidad a patrias y naciones", denuncia. Y hoy, asegura, ya no es posible hablar en esos términos. "Es un lenguaje caduco y fraudulento, la nacionalidad es un traje muy estrecho en el que muchos no caben, y eso es muy doloroso". Otra advertencia: "La novela no es un alegato en favor de la ampliación de las nacionalidades".

Industria

La industria de las identidades, dice Pedro Sorela, es la mayor de nuestro tiempo. Seguida de la armamentística. "¿O ésta es también parte de la primera?", se pregunta. "En una ciudad como Madrid, que recibe millones de viajeros, no nos pueden seguir obligando a meternos en trajes de naciones y patrias, porque nos vienen estrechos". La nacionalidad impresa en los pasaportes es nuestra única frontera. "Yo soy mestizo, he vivido en varios sitios, todos son parte de mí, y no renuncio a ellos, son parte de mi identidad por mucho que se empeñen en pasaportes y fronteras. En definitiva, somos viaje".

Ya verás parece cerrar un ciclo en la narrativa de Pedro Sorela. "Mis obras anteriores están pendientes del pasado, esta novela es de mi tiempo. El mundo que voy proponiendo es del futuro". El escritor afirma que su biografía y "el atrevimiento de la memoria" -como él denomina a la imaginación- se han fundido en esta novela. "Yo creo que la separación del narrador y el autor es imposible".

Rebasada la docena de obras publicadas, el autor reconoce que, por primera vez, ve sus ojos en Ya verás. "Saint-Exupéry decía que no hay que aprender a escribir, sino a ver", explica, "y yo creo que el tiempo ha ido afilando mi mirada, aspiro a encontrar mi propio lenguaje", concluye Sorela.

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