Berta Marsé une drama y comedia en 'En jaque', su debú literario

Berta Marsé (Barcelona, 1969), hija del novelista Juan Marsé, debuta como escritora con el volumen de relatos En jaque (Anagrama), en el que recoge siete cuentos temáticamente emparentados: son historias protagonizadas por personas corrientes que reciben un mazazo moral. A partir de entonces, nada será igual en sus vidas. La autora narra estos cambios trágicos con un humor ácido que empaña las carcajadas iniciales. "Me salen así. Todos mis relatos mezclan drama y comedia, algo que también pasa en la realidad", explicó la autora. "Si marca tener un padre escritor, todavía marca más tener...

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Berta Marsé (Barcelona, 1969), hija del novelista Juan Marsé, debuta como escritora con el volumen de relatos En jaque (Anagrama), en el que recoge siete cuentos temáticamente emparentados: son historias protagonizadas por personas corrientes que reciben un mazazo moral. A partir de entonces, nada será igual en sus vidas. La autora narra estos cambios trágicos con un humor ácido que empaña las carcajadas iniciales. "Me salen así. Todos mis relatos mezclan drama y comedia, algo que también pasa en la realidad", explicó la autora. "Si marca tener un padre escritor, todavía marca más tener una madre extremeña", bromeó al ser preguntada por su padre.

El motivo central de En jaque, esos resquebrajamientos brutales que lo ponen todo patas arriba, lo sacó Berta Marsé de un cuento de Katherine Mansfield titulado Felicidad perfecta. "El origen de este libro nació seis años atrás. Fui a visitar a una amiga convaleciente que se empeñó en leerme ese relato. Su protagonista se llamaba Berta y tenía la misma edad que yo. Cuenta la carrera de una mujer hasta que se estampa contra la pared, simbólicamente hablando. Me deslumbró. Fui recogiendo ideas que se pudieran adaptar a esa estructura".

Así ocurre, sin oropeles artificiosos, en el primero de los relatos del libro, La tortuga. En esta narración, un diseñador debe crear la mascota de una campaña cívica orientada a los niños. Pide ayuda a la novia, maestra de profesión. Sus alumnos se enfrascan en trazar una tortuguilla que le sirva de musa. La pareja se queda sin palabras al descubrir que el bosquejo de una de las crías es un pene erecto, señal esperpéntica de los abusos sexuales que padece. "No frivolizo en ningún momento con un tema tan serio. La broma se limita a la reacción del protagonista", aclaró la escritora.

Las comparaciones con su padre no le preocupan. "Me lo tomo con naturalidad. Ha leído el libro y le parece bien. Me señala dónde me repito y cosas de estilo. Es muy respetuoso".

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