Puro goce mediterráneo

Ejemplar el trabajo desarrollado por José María Vicente en la bodega familiar Casa Castillo. Se ha volcado en la protección y desarrollo de los viñedos donde, en ocasiones sobre pie franco, se cultivan las variedades de la zona con el añadido de una espectacular syrah, todavía de pocos años, pero que ofrece ya una personalidad fuera de lo común, con la impronta de estas tierras de pequeño rendimiento pero gran calidad.

Por ejemplo, aunque el vino ofrece una frutosidad muy madura, casi compotada, con la dominante del arándano, lo que da una sensación de opulencia que inicialmente preocup...

Ejemplar el trabajo desarrollado por José María Vicente en la bodega familiar Casa Castillo. Se ha volcado en la protección y desarrollo de los viñedos donde, en ocasiones sobre pie franco, se cultivan las variedades de la zona con el añadido de una espectacular syrah, todavía de pocos años, pero que ofrece ya una personalidad fuera de lo común, con la impronta de estas tierras de pequeño rendimiento pero gran calidad.

Por ejemplo, aunque el vino ofrece una frutosidad muy madura, casi compotada, con la dominante del arándano, lo que da una sensación de opulencia que inicialmente preocupa, al momento la fruta se ilumina con resonancias minerales, surge la flor que vira hacia la violeta y crece al calor luminoso de las especias.

La perfecta crianza en barricas de roble de 500 litros aporta un ligero fondo de cedro, humo y frutos secos tostados. En boca, el buen equilibrio entre sus componentes básicos disimula el alto contenido alcohólico, dejando un sabor jugoso y concentrado a licor de frutillos silvestres tocados por la gracia balsámica. Puro goce mediterráneo.