Reportaje:

El negocio no era la leche

Parmalat dejó un agujero de 14.000 millones

El Grupo Parmalat, con una facturación de 7.600 millones de euros, 37.000 trabajadores, un beneficio de 613 millones y un endeudamiento de 1.860 millones de euros, se había convertido en la última década en una de las principales empresas en el sector agroalimentario comunitario. De unos inicios en el sector de la leche, amplió sus actividades al conjunto de los productos derivados lácteos, así como a otros sectores de la alimentación en base a una política agresiva de compras en todo el mundo.En diciembre de 2003 saltó finalmente el escándalo y se puso de manifiesto que el negocio del grupo i...

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El Grupo Parmalat, con una facturación de 7.600 millones de euros, 37.000 trabajadores, un beneficio de 613 millones y un endeudamiento de 1.860 millones de euros, se había convertido en la última década en una de las principales empresas en el sector agroalimentario comunitario. De unos inicios en el sector de la leche, amplió sus actividades al conjunto de los productos derivados lácteos, así como a otros sectores de la alimentación en base a una política agresiva de compras en todo el mundo.En diciembre de 2003 saltó finalmente el escándalo y se puso de manifiesto que el negocio del grupo italiano, basado oficialmente en el sector agroalimentario, en realidad tenía sus pilares en una actividad financiera llena de manipulaciones de cuentas, créditos y emisiones de deuda que, destapado el fraude, pusieron al descubierto un agujero de unos 14.000 millones de euros, dejando a la empresa en suspensión de pagos.

Aunque oficialmente el negocio del grupo era la venta de leche y derivados, en realidad se había convertido en un entramado financiero
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Parmalat es un grupo fundado por Calixto Tanzi en 1961. Bajo su presidencia, el grupo inició su crecimiento en 1996 a la sombra de la leche pasteurizada frente al consumo de leche tradicional para pasar seguidamente a otros productos

Dominado el mercado en Italia, el grupo inició su aventura exterior en la década de los noventa con una serie de compras de empresas en todo el mundo. Esta política de expansión supuso su presencia en 30 países de los cinco continentes. Los buenos resultados oficiales del grupo y esta política de expansión supusieron ganar la confianza de las entidades financieras, que seguían ofreciendo dinero para hacer nuevas compras, especialmente en todo el continente americano desde Canadá hasta los países suramericanos. De su facturación total, el 35% se concentraba en Europa; otro 35%, en América del Norte; el 21%, en Suramerica, y el 9%, en el resto del mundo

El presidente del grupo afrontó esta política de expasión rodeándose de expertos financieron, dejando en un segundo plano a los ejecutivos encargados de la gestión de la industria. La actividad secreta financiera del grupo, compuesta por una cada vez más amplia red de sociedades instrumentales, se impuso en la empresa, iniciándose el desarrollo de una compleja ingeniería fianciera en paraísos fiscales, como Islas Caimán, para tapar agujeros cubiertos con emisiones de bonos y cuentas fantasma. La asfixia financiera y la imposibilidad de seguir acudiendo con operaciones fraudulentas a la banca internacional hizo saltar el escándalo y puso al descubierto un agujero que dejó al grupo en suspensión de pagos obligando a poner a la venta parte de sus activos pasa tratar de no dar un cerrojazo al conjunto de la sociedad y mantener la empresa más centrada en lo que fue en sus orígenes.

España no fue ajena a la política de expansión del grupo italiano. En el sector de la leche española habían desembarcado fundamentalmente grupos franceses. Faltaba la multinacional italiana. Y lo hizo por la puerta grande, comprando la totalidad de la empresa Clesa en varias fases nada menos que al presidente de la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas y vicepresidente de la CEOE, Arturo Gil. Parmalat se hizo con el 100% de Clesa, valorando la misma en 1998 en 22.000 millones de pesetas, pagando un precio más elevado que el ofrecido por Puleva. A partir de la compra vinieron las sorpresas. La primera dejó la empresa en manos de los anteriores propietarios y actuales gestores. La segunda, no hizo ningún movimiento para ganar posiciones en el mercado y Parmalat se limitó a seguir con la actividad anterior.

Silvio Berlusconi saluda a Calisto Tanzi.AP

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