Los ecologistas rechazan el nuevo plan de residuos que elabora la Diputación vizcaína

Un informe del principal grupo 'verde' vasco defiende una nueva política de reciclaje

La plataforma Ekologistak Martxan, el principal grupo verde de Euskadi, se muestra muy crítica con el segundo plan de gestión de residuos urbanos que prepara la Diputación de Vizcaya. Los ecologistas rechazan la ampliación de la incineradora de Zabalgarbi y apuestan por un nuevo tipo de reciclaje que separe la materia orgánica, la creación de vertederos secos sin esta fracción de la basura y la puesta en marcha de plantas de compost. Junto a ello, consideran prioritaria la reducción de los desechos. La Diputación, que presentó el pasado mes de septiembre un primer borrador...

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La plataforma Ekologistak Martxan, el principal grupo verde de Euskadi, se muestra muy crítica con el segundo plan de gestión de residuos urbanos que prepara la Diputación de Vizcaya. Los ecologistas rechazan la ampliación de la incineradora de Zabalgarbi y apuestan por un nuevo tipo de reciclaje que separe la materia orgánica, la creación de vertederos secos sin esta fracción de la basura y la puesta en marcha de plantas de compost. Junto a ello, consideran prioritaria la reducción de los desechos. La Diputación, que presentó el pasado mes de septiembre un primer borrador del plan, plantea en el mismo invertir más de 100 millones de euros y crear hasta siete nuevas infraestructuras.

El proyecto foral, que se encuentra actualmente en fase de debate, se fija como objetivo el reciclaje del 60% de los residuos urbanos, el doble del porcentaje actual, y lograr en 2016 un "vertido cero" de los desechos denominados primarios, los recogidos sin ningún proceso de clasificación, separación o tratamiento. La pretensión es que los basureros sólo acojan aquello que no pueda ser aprovechado y que haya sido previamente inertizado.

El borrador del plan planteaba construir nuevas infraestructuras que se unan a la incineradora de Zabalgarbi, que ya quema basuras, aunque oficialmente sigue todavía en pruebas. Entre esas infraestructuras figuran una planta de compostaje o biometanización, otra de reciclaje de electrodomésticos y una tercera de residuos de construcción. A ellas se añadiría, según la opción que se elija, instalaciones de tratamiento mecánico-biológico (separan el material aprovechable y la materia orgánica de la bolsa de basura), de gasificación y hornos cementeros e industriales.

Ekologistak Martxan ha analizado en detalle el borrador del texto y, en un extenso informe, al que ha tenido acceso este periódico, señala que la "primera insuficiencia" del mismo es la falta de un "estudio fidedigno de la generación de envases y residuos de envases". La reducción de los residuos supone, a su juicio, un "objetivo prioritario", mientras que en el documento el "principio de la prevención-minimización queda postergado y relegado a una mera formulación generalista".

La principal plataforma conservacionista vasca apunta una serie de medidas para reducir la generación de desechos, como concienciar a los productores o que los comerciantes fomenten el uso de carros de compra y bolsas de tela en lugar de facilitar bolsas de plástico. A ello añaden medidas fiscales como las que ya existen en varios países europeos. En Alemania, por ejemplo, se obliga a los productores e importadores a recoger y reciclar los residuos de envases; en Islandia existe un impuesto sobre las bolsas de plásticos; Suecia impone tasas sobre las pilas y Bélgica, sobre las maquinillas de afeitar, envases o cámaras fotográficas de un solo uso.

Los ecologistas apuestan por crear un impuesto sobre el vertido, que hace seis años ya barajó la Diputación de Vizcaya, una medida que ha sido ensayada en más de 5.000 municipios de todo el mundo. "Diferentes estudios revelan que la implantación de sistemas de pago [por el vertido] consigue reducciones de residuos de hasta el 20-25%", señala el texto.

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El informe de Ekologistak Martxan se opone a una ampliación de la capacidad de la incineradora, situada ahora en 2230.000 toneladas anuales y que la Diputación plantea elevar en otras 100.000 e incluso en 210.000 toneladas. A su juicio, se debe poner en marcha un quinto contenedor para la separación domiciliaria de la fracción orgánica, que "está en el origen de la mayor parte de los problemas de contaminación y de rechazo social que general el tratamiento actual de las basuras".

Esta opción, asegura, permitirá construir vertederos "secos" para el resto de la basura, lo que eliminará el problema de los lixiviados (el agua que se filtra y sale contaminada) y propiciar la ubicación de basureros en zonas donde ahora son inviables. En esta línea, defiende un modelo descentralizado de vertederos, en contra de la política institucional de grandes plantas. Con este nuevo sistema de reciclaje, los ecologistas defienden la recogida "puerta a puerta" en vez de los contenedores colectivos, que se iniciaría en las poblaciones más pequeñas.

Para el reciclaje de los desechos orgánicos, los ecologistas consideran necesario crear plantas de compost y rechazan el argumento de la Diputación de falta de calidad y demanda.

La Diputación vizcaína lleva ya más de medio año debatiendo sobre el borrador de su plan, cuya aprobación definitiva se espera para finales de este ejercicio.

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