Carlos Alonso pinta la carne como símbolo de la tragedia argentina

El artista expone 35 obras en el IVAM

El artista argentino Carlos Alonso (Tunuyán, 1929) toma como eje central de su obra la representación de la carne de vacuno -"un producto tan argentino como Maradona o el tango", apuntó el comisario de la exposición, Alberto Giudici- para simbolizar la tragedia del país latinoamericano a través de sus dibujos y pinturas.

Las 35 obras que componen la muestra que ayer se inauguró en el IVAM ponen de relieve este propósito de Alonso, gran premio a las Artes Visuales 2004 de Argentina, de narrar con metáforas visuales la evolución de la historia de Argentina desde 1965 a 1984, caracterizada...

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El artista argentino Carlos Alonso (Tunuyán, 1929) toma como eje central de su obra la representación de la carne de vacuno -"un producto tan argentino como Maradona o el tango", apuntó el comisario de la exposición, Alberto Giudici- para simbolizar la tragedia del país latinoamericano a través de sus dibujos y pinturas.

Las 35 obras que componen la muestra que ayer se inauguró en el IVAM ponen de relieve este propósito de Alonso, gran premio a las Artes Visuales 2004 de Argentina, de narrar con metáforas visuales la evolución de la historia de Argentina desde 1965 a 1984, caracterizada por las convulsiones políticas, sociales y económicas.

Ejemplo de ello es la obra Gran tango, donde mujeres semidesnudas "bailan un tango en un matadero, en una carnicería", en una atmósfera pesimista y sangrante, lejos del original optimismo vinculado a la comercialización de la carne, fuente de riqueza.

"Uno de los más populares y reconocidos artistas de su país", según la definición del comisario, Alonso recurre a la carne como símbolo de la clase dominante y del cuerpo humano violentado.

Las heridas de la dictadura, las torturas, las desapariciones durante el régimen militar están presentes en las obras de corte neofigurativo o neoexpresionista de este creador que apuesta por el compromiso político, sin menoscabo del erotismo que impregnaran parte de su producción. El propio Alonso vivió en sus carnes el drama de la dictadura. Tras una muy crítica exposición, tuvo que exiliarse y su hija Paloma fue "una de las 30.000 personas" que desaparecieron a manos de los militares entre 1976 y 1983, recordó el comisario.

Con la llegada de la democracia, Alonso volvió a Argentina y "estuvo dos o tres años pintando paisajes porque no podía abordar la figura humana, al sentir que ponía en un mismo nivel al victimario y a la víctima", explicó Giudici. Ya en las obras del último periodo representado en la exposición del IVAM que se podrá ver hasta el 24 de abril, el artista alude directamente a la desaparición de su hija con un estilo crispado, al tiempo que denuncia "el gran estigma nacional de Argentina, que es la violencia del poder sobre los hombres", añadió el comisario.

Alonso no pudo asistir a la presentación de la exposición a causa de una enfermedad. Sí estuvieron presentes la directora del IVAM, Consuelo Ciscar, y el presidente de la Fundación Alón, Jacobo Fiterman, coleccionista de la obra del artista y que ha donado a la biblioteca del museo volúmenes sobre él mismo. La exposición, la primera que organiza un museo europeo sobre la obra de Alonso, se inscribe dentro del VI Simposio Internacional Diálogos Iberoamericanos, que reúne a decenas de especialistas en el IVAM.

Gran tango (1975), de Alonso.
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