55º FESTIVAL DE CINE DE BERLÍN

André Techiné regresa a Tánger de la mano de Catherine Deneuve

El suicidio del director de la Academia Europea conmociona el certamen berlinés

Al tiempo que el director francés André Techiné presentaba en competición Los tiempos cambian, su nueva reflexión sobre la viabilidad del amor en diversas vertientes, protagonizada por Catherine Deneuve y Gérard Depardieu y ambientada en la ciudad de Tánger, se daba a conocer oficialmente en el festival la muerte, el pasado jueves, del presidente de la Academia Europea de Cine, Humbert Balsan, aunque ocultando que se ha tratado de un suicidio. Desde el viernes circulaban por Berlín rumores de que el hecho se había producido en el propio festival, lo que ha resultado falso.

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Al tiempo que el director francés André Techiné presentaba en competición Los tiempos cambian, su nueva reflexión sobre la viabilidad del amor en diversas vertientes, protagonizada por Catherine Deneuve y Gérard Depardieu y ambientada en la ciudad de Tánger, se daba a conocer oficialmente en el festival la muerte, el pasado jueves, del presidente de la Academia Europea de Cine, Humbert Balsan, aunque ocultando que se ha tratado de un suicidio. Desde el viernes circulaban por Berlín rumores de que el hecho se había producido en el propio festival, lo que ha resultado falso.

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De carácter depresivo, pero sonriendo siempre ante periodistas y fotógrafos, Balsan, a sus 50 años, era una leyenda en el cine europeo. Productor, entre otros, de Yousef Zhahine, James Ivory y Claire Denis, su desaparición, según ha declarado el director del Festival, Dieter Kosslick, supone un claro revés a las relaciones cinematográficas de Alemania con Francia y también a las aspiraciones del cine europeo. Decenas de cineastas de distitos países han dado cuenta de su pesar y estupor.

La tragedia se dio a conocer precisamente el día en que se presentaba a concurso la película francesa, Los tiempos cambian, de André Techiné, con unos espléndidos Catherine Deneuve y Gérard Depardieu, película que, si bien no ha despertado entusiasmos, sí ha supuesto una clara mejoría de la calidad media de la competición. Techiné insiste en su visión de la fragilidad de las relaciones amorosas y del deseo, de sus contradicciones y cambios, mientras considera igualmente posible la existencia de historias de amor eterno.

Ésa es al menos la pasión que siente el ingeniero interpretado por Depardieu, que viaja a Tánger -ciudad en la ya Techiné ambiénto su película Lejos- con la disculpa de inspeccionar la construcción de un centro audiovisual destinado a combatir la propaganda de Al Yazira para propagar en su lugar un islamismo moderado. Pero el motivo real de su viaje es tratar de recuperar a su primer y único amor, la Deneuve, casada con un médico judío marroquí y madre de un muchacho homosexual que vive en París emparejado con la joven madre de un crío de padre desconocido, que a su vez es gemela de una defensora a ultranza de las tradiciones musulmanas. Es decir, Techiné presenta un caleidoscopio de personajes en crisis en una sociedad cambiante como la marroquí, y en una ciudad donde el encuentro o enfrentamiento entre culturas ayuda a despertar las paradojas más ocultas.

El mérito de Techiné es el de haber realizado una película sólida, aunque se le supongan intenciones que no han llegado a cuajar en imágenes, pero, en cualquier caso, más interesante que la media de la competición hasta ahora. Por ejemplo, el a veces delirante melodrama italiano Provincia mecánica, primera obra del documentalista Stefano Mordini, ha despertado algunas risas irónicas y gran desbandada de críticos, que se perdieron por su impaciencia el desenlace de la historia, que fue el acabóse. Tras la proyección, comentarios que trataban de entender qué hacía una película de esa calidad en un festival serio, especialmente cuando este año Dieter Kosslick ha decidido que el comité de selección en pleno vea todas y cada una de las películas.

Esta misma pregunta cabría hacerse ante Un día en Europa, coproducción hispano-alemana que, a cuento de diversos robos y de la Liga de Campeones, se mofa oportunamente del imposible europeísmo que nos invade, aunque lo hace a través de los tópicos más elementales, en esta ocasión sobre los corruptos rusos, los antipáticos franceses, los vagos españoles y los turcos. El público acabó divido: a algunos les pareció una comedia irresistible, y a otros, una simple sucesión de chistes malos sobre la supuesta idiosincrasia de cada país. Gustos para todos. Muy democrático.

Catherine Deneuve, junto al director André Techiné, ayer en el Festival de Cine de Berlín.REUTERS
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