ARCO 2005

Oferta abrumadora

Detallaré aquí todo aquello que, a mi juicio, merece ser contemplado, en relación con la abrumadora oferta de arte español que acumula la nueva edición de Arco. En el capítulo de la vanguardia histórica, donde hay que lamentar la ausencia de alguna firma clave, como Gmurzynska, que ha declinado participar, la cota más alta la sitúa el stand compartido por Jan Krugier, Ditersheim & Cie. y Oriol, esencialmente por el deslumbrante conjunto de obras de Picasso, donde destacan telas como Guitarre et partition, de 1920, y Femme aux cheveux bouclés, junto a las que encontr...

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Detallaré aquí todo aquello que, a mi juicio, merece ser contemplado, en relación con la abrumadora oferta de arte español que acumula la nueva edición de Arco. En el capítulo de la vanguardia histórica, donde hay que lamentar la ausencia de alguna firma clave, como Gmurzynska, que ha declinado participar, la cota más alta la sitúa el stand compartido por Jan Krugier, Ditersheim & Cie. y Oriol, esencialmente por el deslumbrante conjunto de obras de Picasso, donde destacan telas como Guitarre et partition, de 1920, y Femme aux cheveux bouclés, junto a las que encontramos obras de interés de Miró, Manolo Hugué o Tàpies. De altura es, asimismo, Le temple de l'amour, un collage del 39 de Dalí que, junto a un dibujo de Gradiva del mismo artista, ofrece la galería 1900-2000. Como hay que destacar la Leda de 1903, de Gargallo, en Marwan Hoss; los tres Cossío de la época de París y el móvil de Ferrant, en Leandro Navarro; en Guillermo de Osma, la singular máscara de Alberto, una vánitas de Luis Fernández, el Penitente de José Guerrero y el conjunto de Óscar Domínguez, que tiene otra tela notable en Ramis Barquet.

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Y ya en el horizonte común a la feria que entremezcla los grandes referentes contemporáneos y las tendencias de actualidad más candente, son muchos los stands de visita obligada. Por supuesto, una vez más, el de Elvira González, que presenta una exquisita selección donde destacan, entre las piezas españolas, un collage extraordinario de Esteban Vicente, una tela de Gordillo y una cerámica de Barceló.

Y, por supuesto, los de Antonio Machón (ante todo por un Saura histórico, el último cuadro de Barjola y un Guinovart formidable); Juana de Aizpuru (por las fotos de Cristina García Rodero, el Sigfrido Martín Begué y el monumento desarbolado de Fernando Sánchez Castillo); Soledad Lorenzo (por sus Palazuelo, la pieza de Pello Irazu y una foto de Susy Gómez); Tomás March (por los contundentes lienzos de Xesús Vázquez y Curro González); Metta (por el Arroyo de formato mayor, el Mari Puri Herrero y el díptico de Murado); Trinta (por ese vibrante diálogo entre Carlos Pazos, Pamen Pereira, Elena Blasco y Jorge Barbi); Altxerri (de nuevo por Pamen Pereira y el conjunto de Javier Alkain).

También en Max Estrella (por su Carlos León magistral, la pared de Verbis y las piezas Florentino Díaz); Moriarty (por los vídeos de Manuel Saiz y la sugestiva foto de W. Martín y P. Muñoz); Toni Tàpies (por la foto de Tere Recarens, la pieza de Plensa y un gran collage de Antoni Llena), así como los espacios monográficos que dedican la galería Dieciséis a Amable Arias, y la Roger Pailhas, a un conjunto de piezas del 87 de Juan Muñoz.

Como viene siendo habitual, algunos nombres de referencia tienen obras relevantes en distintos espacios de la feria. Es el caso, en esta edición, de Ferrán García Sevilla (en Joan Prats, Fúcares y Thomas), así como el de Susana Solano, con las dos sobrecogedoras esculturas de Helga de Alvear y las que ofrecen Quadrado Azul, Senda, Lelong, junto a un vídeo reciente en Mair.

Pero el laberinto de Arco 05 depara al aficionado otros muchos atractivos. Entre los recomendables señalaré el Hernández Pijoan de Joan Prats, el Cristina Iglesias incrustado en el muro de Elba Benítez, un Barceló del 84 en Pepe Cobo, el tríptico de Sicilia de Mario Sequeira, el gran Campano de Carlos Taché, un Yturralde y los Albacete de Miguel Marcos, junto a los otros cuadros de este último y lacerías de Alfredo Alcaín en Egam.

Y, para concluir, debo destacar todavía otros estimulantes encuentros, como la pieza mural de Fernando Sinaga y las fotos de Tatiana Medal en SCQ-VGO, los dos grandes papeles de Pagola en Estampa, los trabajos de Amador en Maior, el Curro González y el Verbis en Rafael Ortiz, el caprichoso conjunto de Dis Berlin en Siboney, la pared de dibujos de Javier Pérez en Salvador Díaz, el hermoso Darío Urzay de Distrito 4, los tres formatos espectaculares de Amondarain que se reparten los stands de Tomás March, Windsor y Antonia Puyó, las telas de Charris, Sicre y Joel Mestre en My name's Lolita Art, las transparencias de Mayte Vieta en Dels Angels y Palma Dotze, el díptico colosal de Manu Muniategiandikoetxea en Espacio Mínimo y dos fotos impactantes de José Manuel Ballester en Antonio de Barnola.

Poupone, de Jorge Galindo, en la galería Soledad Lorenzo.GORKA LEJARCEGI
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