El número de fallecidos en la catástrofe sigue creciendo
El número de muertos a causa del tsunami no deja de aumentar. En Meulaboh, una de las tres grandes ciudades de la provincia indonesia de Aceh, y una de las más próximas al epicentro del seísmo, el Ejército y la Cruz Roja indonesia continúan encontrando a diario cadáveres entre los restos de casas de la zona del puerto, y todavía quedan muchos escombros por levantar.
Algunos barcos permanecen empotrados contra casas todavía en pie, a cientos de metros de la línea de costa banderas indonesias blancas y rojas clavadas en el suelo indican a los equipos de rescate que hay cuerpos en e...
El número de muertos a causa del tsunami no deja de aumentar. En Meulaboh, una de las tres grandes ciudades de la provincia indonesia de Aceh, y una de las más próximas al epicentro del seísmo, el Ejército y la Cruz Roja indonesia continúan encontrando a diario cadáveres entre los restos de casas de la zona del puerto, y todavía quedan muchos escombros por levantar.
Algunos barcos permanecen empotrados contra casas todavía en pie, a cientos de metros de la línea de costa banderas indonesias blancas y rojas clavadas en el suelo indican a los equipos de rescate que hay cuerpos en esos lugares. Las banderas se cuentan por decenas.
Y en otros lugares donde ni siquiera hay señales, el olor delata el enterramiento bajo la basura de cuerpos en estado de putrefacción. Los motoristas circulan con mascarilla y es frecuente ver grandes bolsas negras cargadas de cuerpos en ciertas zonas de la ciudad.
Meulaboh, en la costa oeste de Sumatra, la mayor isla de Indonesia, ha perdido a 15.000 de sus cerca de 60.000 habitantes. "Cada día sacamos cerca de cien cadáveres de las calles de Meulaboh", explica el coordinador de desastres de la Cruz Roja indonesia, Gede Sudiartha, y añade que el propio presidente de la organización de la ciudad ha muerto y las oficinas han quedado destrozadas. "Los cuerpos van directamente a las fosas comunes, identificarlos es muy difícil", apunta.
Mientras, los helicópteros militares sobrevuelan la ciudad a todas horas trayendo y llevando enfermos, comida y medicinas para atender a los supervivientes, 20.000 de ellos asentados en campos de desplazados. El Gobierno de la ciudad puso ayer en marcha un traslado masivo de estos refugiados que hasta ahora se cobijaban en escuelas, mezquitas y edificios públicos, sin condiciones adecuadas de higiene y saneamiento.
La Cruz Roja española se encargará de llevar el agua tratada en su planta al campo de Alue Peunyareng y de ocuparse de las letrinas y la recogida de basura. El objetivo del plan gubernamental de realojamiento es además que la ciudad vuelva a la normalidad lo antes posible y que en las escuelas se reanude definitivamente el curso escolar.