OPINIÓN DEL LECTOR

El nuevo reto del castillo de Montjuïc

Leo con satisfacción y temor la noticia de que el Gobierno transferirá el castillo de Montjuïc a Barcelona para convertirlo en un centro para la paz de referencia europea. Como demuestra la experiencia acumulada de hacer tabula rasa con todo lo que heredamos, corremos el riesgo de que perdamos el museo militar y sus colecciones, transfiriendo a otros museos los cañones y piezas fabricadas en las atarazanas de Barcelona durante los siglos modernos, además de otras importantes colecciones. Si se desmantela, echaremos a perder la ocasión de repensar nuestro pasado de guerras en otros térmi...

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Leo con satisfacción y temor la noticia de que el Gobierno transferirá el castillo de Montjuïc a Barcelona para convertirlo en un centro para la paz de referencia europea. Como demuestra la experiencia acumulada de hacer tabula rasa con todo lo que heredamos, corremos el riesgo de que perdamos el museo militar y sus colecciones, transfiriendo a otros museos los cañones y piezas fabricadas en las atarazanas de Barcelona durante los siglos modernos, además de otras importantes colecciones. Si se desmantela, echaremos a perder la ocasión de repensar nuestro pasado de guerras en otros términos: el reto de reflexionar la paz como fruto de los horrores y precios pagados por siglos de guerra. Silenciando la palabra de los objetos ni hacemos justicia a los muertos ni acometemos el presente con conciencia de sus limitaciones. Un museo como el heredado es compatible con el anhelo de paz y creo que con la inteligencia y buen hacer que el CCCB ha montado la exposición En Guerra, podemos conseguir, con un buen proyecto museográfico, que de armas antiguas vuelen palomas blancas.

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