Reconocimiento para el catalán, el gallego y el euskera

La propuesta que el Gobierno español presentó el pasado día 4 para que los idiomas catalán, el euskera y el gallego tengan un reconocimiento explícito en la Unión Europea ganó ayer bastantes posibilidades de ser aprobada pese a las reticencias originadas en Francia y en los países bálticos.

La presidencia irlandesa incluyó esa propuesta en un informe en el que recoge los temas o contenciosos que, en su opinión, gozan ya de suficientes apoyos como para no ser debatidos en profundidad antes de que los líderes europeos pacten el mes que viene la primera Constitución para Eu-ropa.

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La propuesta que el Gobierno español presentó el pasado día 4 para que los idiomas catalán, el euskera y el gallego tengan un reconocimiento explícito en la Unión Europea ganó ayer bastantes posibilidades de ser aprobada pese a las reticencias originadas en Francia y en los países bálticos.

La presidencia irlandesa incluyó esa propuesta en un informe en el que recoge los temas o contenciosos que, en su opinión, gozan ya de suficientes apoyos como para no ser debatidos en profundidad antes de que los líderes europeos pacten el mes que viene la primera Constitución para Eu-ropa.

Irlanda propone concretamente un segundo párrafo del artículo 10 de la IV parte del proyecto constitucional que dice textualmente: "Este Tratado puede ser también traducido a las lenguas que determinen los Estados miembros entre las que, de acuerdo con su ordenamiento constitucional, gocen de un estatuto oficial en todo o parte de su territorio; una copia certificada de esas traducciones será facilitada por el Estado afectado para ser depositada en los archivos del Consejo".

21 lenguas oficiales

El primer párrafo recoge el listado de 21 lenguas oficiales a las que debe ser traducida la Constitución para luego depositar un ejemplar autentificado en los archivos del Gobierno italiano, como se hace desde el primer Tratado de la Unión.

Una vez firmado el texto constitucional, los gobiernos dispondrán de seis meses, como propuso España, para comunicar oficialmente en qué otros idiomas debiera estar traducida la Constitución.

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España ha pedido también que este reconocimiento, aunque no como lengua oficial de la Unión Europa ni de trabajo en las reuniones oficiales, sirva también para que los ciudadanos que lo deseen puedan dirigirse en esos idiomas a las instituciones, que deberán responder en esas lenguas. El citado documento de la presidencia irlandesa no hace referencia a esta petición española. Los gastos correrán a cargo de los países correspondientes.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, destacó ayer el "tiempo récord" en que se ha logrado este importante avance en su promesa electoral de introducir en la Unión Europea las lenguas minoritarias del Estado español, y afirmó que ello ha implicado "un esfuerzo importante" del Gobierno.

Zapatero agradeció, además, en la rueda de prensa con su homólogo irlandés, Bertie Ahern, la "gran receptividad" de la presidencia irlandesa a su demanda y se mostró esperanzado en obtener el próximo junio en Bruselas "la luz verde definitiva".

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