Estados Unidos ordena detener al líder de la revuelta

Las fuerzas de la Coalición ya han lanzado la operación para capturar a Múqtada al Sáder. La medida se conoció anoche poco después de que el portavoz de la Coalición, Dan Senor, anunciara una orden de búsqueda y captura contra el clérigo radical chií cuyos seguidores están detrás de las movilizaciones generalizadas de las últimas 48 horas y que han degenerado en violencia en varias ciudades de Irak. Aunque las informaciones son fragmentarias, al menos medio centenar de personas, 10 de ellas soldados de las fuerzas de la Coalición, han perdido la vida durante los últimos días en los enfrentamie...

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Las fuerzas de la Coalición ya han lanzado la operación para capturar a Múqtada al Sáder. La medida se conoció anoche poco después de que el portavoz de la Coalición, Dan Senor, anunciara una orden de búsqueda y captura contra el clérigo radical chií cuyos seguidores están detrás de las movilizaciones generalizadas de las últimas 48 horas y que han degenerado en violencia en varias ciudades de Irak. Aunque las informaciones son fragmentarias, al menos medio centenar de personas, 10 de ellas soldados de las fuerzas de la Coalición, han perdido la vida durante los últimos días en los enfrentamientos entre manifestantes y tropas de ocupación. "No le cogerán nunca", retó un portavoz de Múqtada en Bagdad.

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Los enfrentamientos entre simpatizantes de Múqtada y tropas estadounidenses se extendieron a varios barrios de la capital y, lo que parecía más preocupante, extremistas suníes intentaban abrir un segundo frente. "Estados Unidos considera al clérigo radical chií Múqtada al Sáder un fuera de la ley que amenaza la seguridad de Irak", había anunciado por la mañana el administrador civil estadounidense, Paul Bremer. Para esa hora, los colaboradores más cercanos de Múqtada ya se habían trasladado a Kufa, donde reside el clérigo rebelde, para brindarle su apoyo y protección personal. "Tenemos una situación de seguridad muy difícil", reconocía Bremer durante la segunda reunión del recién creado Comité Nacional de Seguridad. La preocupación de Bremer parecía justificada después de que las protestas de los seguidores de Múqtada provocaran incidentes violentos en Nayaf, Kufa, Amara, Kirkuk, Nasiriya, Basora y Bagdad.

"Un juez iraquí ha lanzado una orden de detención contra Múqtada al Sáder", anunció el portavoz de Bremer. "No será capturado nunca", respondió casi de inmediato el jeque Hazem al Araji, responsable de su oficina en el barrio de la Kadhumiya de Bagdad. "Sabemos cómo responder, el pueblo también", añadió sin querer dar más detalles. A esas horas el corresponsal de la cadena Al Yazira en Kufa aseguraba que habían llegado a la zona numerosas tropas estadounidenses. La oficina de información militar dijo desconocer si había una acción en marcha, pero el general Mark Kimmitt, director adjunto de operaciones, pidió al radical chií que se entregara "porque va a ser capturado de todas formas".

Involucrado en una muerte

Según Senor, Múqtada está en una lista de 25 personas involucradas en la muerte del hoyatoleslam Abdulmayid al Joie en abril del año pasado en Nayaf. Al Joie, un clérigo rival de Múqtada, llegó a esa ciudad santa de la mano de las tropas de EE UU y fue apuñalado dentro del mausoleo de Alí días más tarde. Las sospechas recayeron de inmediato sobre los simpatizantes de Múqtada, a los que también se responsabilizó de haber rodeado la casa de Alí Sistani tratando de obligarle a abandonar el país. Los acusados lo negaron y no se había vuelto a saber del caso.

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Ahora, Senor ha informado de que el juez de Nayaf que instruye el caso, y cuya identidad no reveló, ya tiene a su disposición a 13 de los buscados. El último ha sido el controvertido Mustafá al Yaqubi, cuya detención en la madrugada del sábado por fuerzas especiales norteamericanas ha desatado estas protestas violentas. Este nuevo paso para frenar el creciente desafío de los milicianos de Múqtada ya anunciaba la determinación de EE UU, que ha pasado al enfrentamiento directo con el único grupo que se opone abiertamente a la ocupación. En el otro frente, en el suní, no hay un interlocutor conocido, ya que la resistencia armada se lleva a cabo desde la clandestinidad.

"Es un paso muy peligroso porque si se les deja fuera de la ley, los militantes de Múqtada van a inclinarse hacia el terrorismo y entonces vamos a ver cómo se dedican a las operaciones suicidas y a los secuestros de ciudadanos occidentales", teme Raphael Pelseny, un periodista francés que ha dedicado los últimos meses a preparar varios documentales sobre los chiíes de Irak. El propio Múqtada dio indicaciones a ese respecto durante su sermón del último viernes. "Somos los instrumentos de Hamás y Hezbolá en Irak", declaró en referencia a los grupos islamistas palestino y libanés que condonan ese tipo de acciones como actos de resistencia legítimos.

La situación parece tanto más grave cuanto que sectores extremistas suníes empiezan a aplaudir las acciones de los radicales chiíes. "No es que apoyemos a Múqtada porque somos suníes, pero nos parece bien todo lo que se haga contra los ocupantes, ya que nosotros también nos oponemos a la ocupación", explicaron a esta enviada varios residentes de Al Shoala durante los enfrentamientos que entre milicianos del Ejército del Mahdi y soldados norteamericanos. Ese barrio del noroeste de Bagdad estuvo todo el día paralizado por los combates en los que llegaron a intervenir varios helicópteros de ataque Apache, recibidos a tiros por los miembros de esa milicia.

Ese mismo sentimiento parecía animar anoche los choques que se producían contra las tropas ocupantes en Adhamiya, un barrio eminentemente suní del centro de la capital. Las protestas podían también estar alentadas por la operación desatada en Faluya, el feudo de la resistencia dentro del llamado triángulo suní, pero para muchos observadores constatan una amenaza que estaba latente: la cada vez mayor cercanía entre los radicales chiíes y los insurgentes. "Algunos clérigos chiíes radicales admiten ya sin tapujos su simpatía por la resistencia", apunta Pelseny. El objetivo es común.

"Vosotros no sois nuestro objetivo, nuestro objetivo es Estados Unidos", les espetaron los milicianos de Múqtada a los policías de la comisaría de An Naser cuando el día anterior tomaron su sede en el arrabal chií de Ciudad Sáder. Algunas fuentes aseguran que los agentes de ésa y otras dos comisarías les entregaron las armas sin oponer resistencia. "Eran entre 150 y 200 hombres armados, y nosotros apenas 10, ¿qué podíamos hacer?", pregunta a esta enviada el capitán Basem Mohamed que estaba al frente de la sede policial. "Negociamos con ellos que respetaran las instalaciones y nos fuimos". Hasta esta mañana a las ocho cuando los soldados estadounidenses les han devuelto el control.

El general Kimmitt aseguró que lo mismo había sucedido con el resto de los edificios oficiales tomados por los milicianos, entre otros la gobernación de Basora. Sin embargo, Nayaf seguía bajo control del Ejército del Mahdi, cuyos hombres vestidos de negro se habían hecho también con el control de los lugares sagrados. "No hay policías a la vista", declaró un viajero. "Las tiendas están cerradas y las calles desiertas, sólo los peregrinos iraníes van de un lado para otro como si la cosa no fuera con ellos".

Seguidores de Al Sáder muestran una fotografía de su líder ante un blindado de EE UU al que han prendido fuego en el barrio bagdadí de Al Shoala.REUTERS
Seguidores de Múqtada al Sáder dan gritos de apoyo a su líder en la mezquita de Kufa, cerca de Nayaf.EFE

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