La Junta sospecha que tres de las muertes en la residencia de Cáceres eran "evitables"

Sanidad indaga si los ancianos afectados por salmonelosis fueron adecuadamente hidratados

La Junta de Extremadura sospecha que al menos tres de las cuatro muertes causadas por la salmonela en una residencia privada de mayores en Jarandilla de la Vera (Cáceres) se habrían evitado si el centro hubiera mantenido a los ancianos adecuadamente hidratados tras los vómitos y diarreas causados por la enfermedad. Ésta es una de las principales líneas de la investigación en marcha, cuyos resultados aún tardarán unas dos semanas. Seis internos murieron entre los días 14 y 20, aunque la Junta asegura que uno no desarrolló la enfermedad y otro ya la había superado cuando falleció.

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La Junta de Extremadura sospecha que al menos tres de las cuatro muertes causadas por la salmonela en una residencia privada de mayores en Jarandilla de la Vera (Cáceres) se habrían evitado si el centro hubiera mantenido a los ancianos adecuadamente hidratados tras los vómitos y diarreas causados por la enfermedad. Ésta es una de las principales líneas de la investigación en marcha, cuyos resultados aún tardarán unas dos semanas. Seis internos murieron entre los días 14 y 20, aunque la Junta asegura que uno no desarrolló la enfermedad y otro ya la había superado cuando falleció.

En la residencia Nuestra Señora de Sopetrán faltaban trabajadores para atender a los 78 internos. Los inspectores de la Consejería de Bienestar Social detectaron esta irregularidad en una inspección realizada en octubre, según reveló la semana pasada la consejera Leonor Flores. A principios de noviembre, Bienestar Social instó a la residencia a ampliar su plantilla, pero no actuó. "En cada turno de trabajo, sólo hay una enfermera y una auxiliar", explicó ayer una empleada.

Tras la cena del 9 de diciembre, en la que los residentes consumieron una sopa y un postre con nata contaminados por salmonela, la falta de plantilla llevó a la residencia a una situación límite. Cuatro ancianos sufrieron síntomas en la tarde del miércoles 10 y acudieron al Punto de Atención Continuada (PAC) de Jarandilla. Todo se precipitó a partir del día 11, cuando otros 24 ancianos y tres trabajadores enfermaron. "Si normalmente no damos abasto, imagínese lo que es limpiar cuerpos, sábanas y pañales de 28 ancianos que sufren vómitos y diarreas", añade esta trabajadora. Este periódico trató sin éxito de recabar la versión de la dirección de la residencia.

Los médicos del PAC y los técnicos de la Consejería de Sanidad declararon la existencia de un brote de gastroenteritis en la residencia el viernes 12. El primer diagnóstico fue que la enfermedad estaba causada por un virus, "algo común en la zona tras unas lluvias", explicó ayer el gerente del Área Sanitaria, José Antonio Jiménez.

Recomendaciones

El médico del PAC recomendó el consumo de agua embotellada y la administración de suero a los ancianos más afectados. Los inspectores tomaron muestras de agua, alimentos y heces para su análisis.

Dos días después se produce la primera muerte. Palmira Mambrilla, de 93 años, muere tumbada en su cama del centro a causa de una "gastroenteritis aguda", según Jiménez. Es domingo día 14 y los resultados que revelarán que lo que sufre la residencia es un brote de salmonela aún tardarán dos días.

El lunes, sin embargo, el médico del CAP ya tiene indicios de que no es un virus lo que puede causar síntomas tan graves durante tanto tiempo. Avanzándose un día a los resultados de los análisis, receta antibióticos y más suero a los ancianos. Una correcta hidratación es fundamental para evitar que la función renal se altere, lo que podría tener efectos letales para unas personas mayores con una salud delicada.

Los coprocultivos en laboratorio confirman el martes 16 que la salmonela es la causa del brote. Ese mismo día muere Juan Román Fernández, de 84 años, también en la residencia. Román sufrió con severidad los síntomas de la intoxicación en los primeros días. "Pero hacía tres días que los había superado. Por eso creemos que su muerte no está relacionada con el brote", afirma Jiménez. El certificado de defunción habla de "edema pulmonar agudo".

Entre el martes 16 y el jueves 18, la Consejería de Sanidad de la Junta no actúa. "El brote estaba notificado y los ancianos eran visitados cada mañana por el médico del PAC de Jarandilla. Aparentemente todo estaba bajo control. Sólo era necesario que los ancianos fueran correctamente atendidos, prestando especial atención a su hidratación", explicó ayer el consejero de Sanidad, Guillermo Fernández Vara.

Los responsables de la residencia deciden a mediados de aquella semana contratar una segunda enfermera y auxiliar por turno. "La auxiliar se incorpora el jueves, pero durante los dos primeros días se pasa más tiempo aprendiendo el funcionamiento de la residencia que atendiendo a los ancianos. La enfermera refuerza el servicio, pero no llegan a trabajar dos a la vez", explican los trabajadores del centro consultados. La dirección de la residencia no ha ofrecido su versión.

Aparente control

El "aparente control" sobre el brote se demuestra tan falso como fatal. El jueves 18 fallece en el hospital Campo Arañuelo otro interno. Dos más lo harán en los dos días siguientes. Los tres, entre otras dolencias, sufren "gastroenteritis por salmonela e insuficiencia renal aguda", lo que les acaba por envenenar la sangre y llevarles a la muerte.

El consejero Fernández Vara admite que la alarma cundió el viernes 19. "El brote ya había alcanzado el pico. Nos alarmó el recrudecimiento de los síntomas en unos pacientes supuestamente bien atendidos". En una acción "nada habitual, por su contundencia", Sanidad desplaza a la residencia a un equipo de médicos del hospital Campo Arañuelo, con el director médico a la cabeza. Siete ancianos son trasladados el mismo viernes de urgencia al centro sanitario. Cuatro siguen ingresados. Su evolución es "buena", según Sanidad.

Para añadir más confusión a la crisis, Leonor Flores, la consejera de Bienestar Social, afirma a los medios que la Junta no supo nada del brote hasta el mismo viernes, algo que Sanidad niega. "Teníamos declarado el brote desde el día 12", dice un portavoz.

Los trabajadores de la residencia se muestran "exhaustos" tras una semana agotadora, en la que no han dado abasto para atender a 28 ancianos enfermos y otros 50 sanos. Seis de ellos no han llegado a la navidad.

Recinto de la residencia Nuestra Señora de Sopetrán, en Jarandilla de la Vera.EFE

Seis fallecimientos en una semana

En sólo una semana, seis de los 78 ancianos de la residencia Nuestra Señora de Sopetrán han muerto entre el silencio de los directivos del centro y la indignación de sus familiares, que ahora estudian querellarse contra el centro. "Nadie nos dijo nada. Mi tío llevaba una semana enfermo cuando nos enteramos por una vecina", denuncia Estela Garrido, sobrina de uno de los fallecidos.

Cuatro de estas muertes son atribuidas a la salmonela por la Junta de Extremadura. Palmira Mambrilla Martín, de 93 años, murió a las 1.00 del día 14.

Dolores Verde, 79 años, lo hacía a las 0.45 del día 19. Dos días más tarde murieron Fernando Hornero, 82 años, y Carolina Jarones, de 58.

La gravedad de los vómitos, la diarrea y la fiebre causada por la salmonela enteritidis, bacteria detectada en los alimentos servidos el día 9, está directamente relacionada con los óbitos. Pero Sanidad se pregunta si las tres últimas muertes podrían haberse evitado con una adecuada hidratación de los enfermos.

Está descartada la relación de la muerte de Lucía Caperote Acosta, de 85 años, el día 17, con el brote. "Era una paciente terminal que no podía ingerir sólidos. No comió el día 9", afirma Sanidad. Juan Román Fernández, de 84 años, murió el día 16, cuando hacía tres que se había recuperado de la gastroenteritos. Por ello Sanidad no lo incluye en la lista de fallecidos por la salmonela.

Los resultados de los análisis han demostrado que las dos personas que cocinaron el día 9 eran "portadores sanos" de la salmonela.

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