Álvaro Mutis evoca la melancolía de la lluvia
Álvaro Mutis, el escritor colombiano de quien Gabriel García Márquez siempre dijo que aprendió todas las historias, tiene como su compatriota la habilidad de convertir en fábula toco cuanto toca. Y el miércoles por la noche hizo eso, convirtió en fábula su encuentro con los estudiantes latinoamericanos becados en España por la Fundación Carolina, de la que es patrono. Los colegiales le escucharon con arrobo y también con risas, porque el maestro, premio Reina Sofía, premio Príncipe de Asturias y premio Cervantes de Literatura, bromeó con ellos, y para eso contó con la ayuda inestimable de Beli...
Álvaro Mutis, el escritor colombiano de quien Gabriel García Márquez siempre dijo que aprendió todas las historias, tiene como su compatriota la habilidad de convertir en fábula toco cuanto toca. Y el miércoles por la noche hizo eso, convirtió en fábula su encuentro con los estudiantes latinoamericanos becados en España por la Fundación Carolina, de la que es patrono. Los colegiales le escucharon con arrobo y también con risas, porque el maestro, premio Reina Sofía, premio Príncipe de Asturias y premio Cervantes de Literatura, bromeó con ellos, y para eso contó con la ayuda inestimable de Belisario Betancur, ex presidente de Colombia, que le presentó. Y también les hizo reír, o emocionarse, porque leyó un poema en el que evoca la lluvia que caía sobre los cafetales de su niñez, con la que siempre sueña y que le dio al acto el fulgor de una autobiografía.
Pero es que no sólo recitó ese poema y además leyó textos suyos antiguos -entre otros, una defensa de Felipe II, perseguido según él por una leyenda "notoriamente protestante" que le ha quitado al "solitario de El Escorial" el valor histórico que tuvo su acción, sobre todo en América-, sino que eso y todo lo que dijo o hizo en el anfiteatro de la Casa de América parecía nacido de una ensoñación que viaja con él: da la impresión de que no es Mutis el que habla, sino su fantasma literario, el que está detrás cuando compone, por ejemplo, su personaje más famoso, Maqroll el Gaviero.
Y fue el ex presidente Betancur quien le descubrió a la audiencia que, precisamente, Mutis viaja con un fantasma. Una vez, recitando en Cartagena de Indias (Colombia), los oyentes (casi dos mil personas en una sala, mil aporreando la puerta) observaron que cuando Mutis empezaba a decir sus versos alguien del público, oculto bajo un paraguas, iba diciendo los mismos versos, como si fuera un eco. Muchos gritaban: "¡Sáquenlo! ¡Sáquenlo!", mientras otros insistían: "¡Mutis, Mutis!". Y el poeta permanecía callado. Al término del recital, restaurada la calma y la voz de solista de don Álvaro (él fue actor radiofónico, fue la legendaria voz de Elliott Ness), el ex presidente Betancur se dirigió a su paisano de la tierra caliente colombiana: "¿Por qué no dijo usted algo, por qué estuvo callado?". "¿Y cómo quería que dijera algo si estaba recitando mi fantasma? Ése es mi fantasma, me precede, ¿cómo me voy a interrumpir a mí mismo?".
No fue su fantasma sino él mismo quien recitó el poema de la lluvia en los cafetales. Y contó su historia. Estaba en un lugar de México, entre grandes árboles, enfrente de un cafetal, y olió allí todo lo que fue su infancia en la tierra caliente de Colombia. Y no podía dormir; escuchaba sin cesar la lluvia sobre el zinc del caserío, y ese ruido intermitente, "un agua persistente y vastísima", le desató la melancolía "entre el vocerío vegetal" que le llevó a la infancia.
Vestido como siempre, de vaqueros y con la camisa igualmente vaquera, con sus gafas cortadas y con la risa que ya hay a los 80 años (le dijo Betancur: "A los 80, que tenemos los dos, uno es una institución; a los 88 seremos unos ancianos"), terminó Mutis hablando de Internet con los estudiantes. "¿Y eso qué es?". Le preguntaron por Colombia: "Alguna vez seremos totalmente felices". Los aplausos agradecieron la melancolía de su optimismo.