El presidente colombiano fracasa en su intento de reformar el Estado

La izquierda triunfa en las elecciones locales y gobernará en las seis principales ciudades

El conservador gobernante colombiano, Álvaro Uribe, procesaba ayer una doble amargura: el descalabro del referendo constitucional, aún sin validar, y la derrota de su candidato preferido en las elecciones por la alcaldía de Bogotá, ganada por la izquierda. Los prosélitos del ex sindicalista y ex candidato presidencial Luis Eduardo Garzón, nuevo regidor de la capital, sueñan con las generales de 2006 al establecer una analogía entre Lucho y su amigo Lula Da Silva, presidente de Brasil, también ex sindicalista. El pobre desempeño de los partidos tradicionales estimuló al izquierdista Polo Patrió...

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El conservador gobernante colombiano, Álvaro Uribe, procesaba ayer una doble amargura: el descalabro del referendo constitucional, aún sin validar, y la derrota de su candidato preferido en las elecciones por la alcaldía de Bogotá, ganada por la izquierda. Los prosélitos del ex sindicalista y ex candidato presidencial Luis Eduardo Garzón, nuevo regidor de la capital, sueñan con las generales de 2006 al establecer una analogía entre Lucho y su amigo Lula Da Silva, presidente de Brasil, también ex sindicalista. El pobre desempeño de los partidos tradicionales estimuló al izquierdista Polo Patriótico.

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La Administración de la capital, habitada por siete millones de personas, el 50% en la pobreza, es considerada el segundo puesto político después de la jefatura de la república y puede ser un trampolín hacia el Palacio de Nariño si la gestión del alcalde es aplaudida en las encuestas. El moderado Lucho, de 52 años, contrario a las políticas de mano dura de Uribe, ganó con el 46,5% de los votos frente al 39,9% de su adversario.

"Ahora ya no podemos echarle la culpa a nadie. Tenemos que gobernar para los ricos, los menos ricos, los pobres y los más pobres", declaró el alcalde electo, hijo de una empleada doméstica y caddie en el elitista Country Club cuando era adolescente. Será investido en enero y fue apoyado por el Partido Liberal, ante las nulas posibilidades del aspirante del partido, finalmente retirado. El analista Ernesto Cortés señala que "el primer paso para la izquierda está dado. Ahora viene lo difícil: demostrar que son capaces. Eso sólo se consigue haciendo buenos Gobiernos".

La izquierda se impuso en importantes municipios al término del escrutinio de las elecciones, que renovaron 914 alcaldes de los 1.094 municipios del país, 30 de 32 gobernadores, 398 diputados locales y 12.243 concejales, por un mandato de cuatro años. Cruentamente diezmada por la ultraderecha, los dirigentes de izquierdas proclaman que son una opción de poder. El Polo Patriótico cuenta con grupos moderados y otros más dogmáticos, y entre sus patrocinadores figura Antonio Navarro, ex guerrillero del M-19, que no descarta aspirar a la presidencia en 2006.

Los partidos tradicionales, el Liberal y el Conservador, fueron sobrepasados en las seis principales ciudades. Un ciego, Apolinar Salcedo, líder del Movimiento Sí Colombia, derrotó en Cali al ex ministro Francisco Lloreda. Un independiente de izquierdas avalado por el Movimiento Alianza Social Indígena obtuvo la alcaldía de Medellín, la segunda en importancia, doblando en votos al representante del Partido Conservador.

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Barranquilla fue conquistada por el Movimiento Ciudadano, y Angelino Garzón se instaló al frente del Gobierno del departamento del Valle, cuadruplicando en sufragios al candidato del Partido Liberal, el ex ministro Carlos Holmes. El desempeño de los dos grandes partidos, en grave crisis, fue mejor en las elecciones a gobernador: se repartieron 15 de las 30 en juego.

"El triunfo de estos candidatos representa la incipiente consolidación a nivel nacional de una corriente de izquierda democrática, cuyo núcleo es el Polo Patriótico, como una seria alternativa de gobierno en centros vitales del país", según el editorial de El Tiempo. Para el vicepresidente del Gobierno, Francisco Santos, la victoria de Garzón demuestra que el cambio puede acometerse sin la violencia pregonada por las guerrillas.

Gana la abstención

El presidente colombiano, Álvaro Uribe, deberá negociar un acuerdo político y ajuste fiscal para afrontar el descalabro del referéndum constitucional del sábado, derrotado por una abstención que ronda el 75%. Apenas se salvarán dos o tres preguntas de las 15 a consulta si el recuento del 2% de los votos aún sin escrutar acaba validándolo. Necesita 11.666 votos.

Ninguna de las propuestas contra la corrupción y por el control de los gastos de funcionamiento del Estado había alcanzado ayer el umbral mínimo: la participación, al menos, del 25% del padrón. Las preguntas más cercanas a su aprobación son las que establecen la muerte política de los corruptos y eliminan las suplencias de los congresistas. Las que congelan gastos del Estado y los salarios de la mayoría de los funcionarios durante dos años o reducen el tamaño del Congreso apenas tienen posibilidades.

Tras votar el domingo, Uribe pidió "respeto a la democracia, amor a Colombia y disciplina para buscar soluciones". Reducido su margen de maniobra, algunas deberá intentarlas a través del Congreso o de decretos ley. El Gobierno esperaba ahorrar 7.000 millones de dólares en siete años.

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