Reportaje:

Lucha por la meca de la fusión nuclear

La competencia entre España y Francia por la sede del ambicioso proyecto científico ITER pone a la UE en una encrucijada

El reactor de fusión nuclear ITER, el más ambicioso proyecto científico del momento a escala mundial, es un quebradero de cabeza para la Unión Europea. España y Francia aspiran a albergarlo y ninguno está dispuesto a renunciar a ello. Algunos de los socios del proyecto, como Estados Unidos, ya han empezado a mostrar su impaciencia. Si la Comisión Europea es la única portavoz de la UE a escala internacional, ¿a cuál de las dos sedes apoyará? Este miércoles hay una reunión crucial en Viena sobre este asunto y Bruselas se lamenta: "La posición española de mantener las dos candidaturas nos sitúa e...

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El reactor de fusión nuclear ITER, el más ambicioso proyecto científico del momento a escala mundial, es un quebradero de cabeza para la Unión Europea. España y Francia aspiran a albergarlo y ninguno está dispuesto a renunciar a ello. Algunos de los socios del proyecto, como Estados Unidos, ya han empezado a mostrar su impaciencia. Si la Comisión Europea es la única portavoz de la UE a escala internacional, ¿a cuál de las dos sedes apoyará? Este miércoles hay una reunión crucial en Viena sobre este asunto y Bruselas se lamenta: "La posición española de mantener las dos candidaturas nos sitúa en una posición imposible".

Si España consiguiera quedarse con la sede del ITER, Vandellòs se convertiría en un importantísimo centro de referencia en Investigación y Desarrollo (I+D) y apuntalaría el liderazgo europeo de la excelencia en energía nuclear. La de fusión podría ser una nueva fuente de energía sostenible, potencialmente ilimitada y sin emisiones de gases de efecto invernadero. Este atractivo fundamental hay que unirlo a otras ventajas: el ITER requerirá una inversión de 10.300 millones de euros y generará 3.000 empleos directos de altísimo nivel durante un mínimo de 35 años, ya que se prevé una fase de construcción de 10 años, 20 de explotación y 5 de desmantelamiento.

En liza están una inversión de 10.300 millones de euros y 3.000 empleos de alto nivel
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Hay cuatro sedes en liza: Clarington (Canadá), Rokkasho (Japón), Cadarache (Francia) y Vandellòs (España). La UE cree tener más posibilidades que el resto porque, dado que las cuatro ofrecen una calidad técnica equiparable, su oferta económica es la más generosa: afrontaría más del 40% de los costes en caso de obtener la adjudicación. El resto lo pondrían, con un mínimo de aportación del 10%, los otros miembros del consorcio: Canadá, Japón, Estados Unidos, Rusia, China y Corea del Sur.

El consorcio prevé decidirse por una sede antes de que acabe el otoño y, para ello, el miércoles debería empezar a debatir cuál será el sistema de elección. Si el voto de cada socio se fija de forma proporcional a lo que está dispuesto a invertir, la opinión de la UE sería decisiva, pero ¿para quién? ¿Para Cadarache o para Vandellòs.

La Comisión Europea acariciaba la esperanza de haber despejado esta incógnita en el verano, una vez visto el informe del grupo de expertos europeos (en el que no había ni un francés ni un español) encabezado por David King, asesor científico del primer ministro británico, Tony Blair. No fue así. El informe, ciertamente, concluye que instalar el ITER en Vandellòs sería más barato que hacerlo en Cadarache, pero también que la sede francesa ofrece una infraestructura técnica más completa.

"Nos ha sido imposible apostar por una", dice a este periódico un miembro del equipo, Carlos Matos Ferreira, rector del Instituto Superior Técnico de la Universidad de Lisboa. "Ambas candidaturas son excelentes y, si nos retrasamos en entregar el informe, no fue por presiones de nadie, sino porque fue imposible la unanimidad en la evaluación de los costes de cada emplazamiento".

José María Aznar presumió esta semana en Florida de poder contar con el apoyo de EE UU, pero sus socios comunitarios podrían frenar sus aspiraciones antes de requerir el voto americano. Porque todos los socios de la UE, salvo España, están de acuerdo en intentar elegir una sola candidatura europea, y es ahí donde podría perder la partida. Oficialmente, el último consejo de ministros de Investigación, celebrado en Bruselas el pasado lunes, sólo dejó claro que debe decidirse algo antes del 27 de noviembre. "En realidad", explica una fuente de la Comisión, "la presidencia italiana amenazó de forma educada y diplomática con proponer una votación ese día de mantenerse la indecisión".

Además de afrontar una votación que podría perder, un experto español en la materia confiesa: "Pase lo que pase, es impensable poner esto en marcha en suelo europeo sin la aportación fundamental de una potencia nuclear tan importante como Francia".

La partida se juega al más alto nivel diplomático. El comisario de Investigación Philippe Busquin ha iniciado ya contactos con los ministros europeos de Investigación mientras Francia y España se oponen a negociar este asunto bilateralmente. Eso sí, en el consejo del pasado lunes, el flamante ministro de Ciencia y Tecnología, Juan Costa, hizo un aparte de casi media hora con su homóloga francesa Claudie Haigneré. Ningún asesor pudo escuchar la conversación.

Si el ITER aterriza finalmente en Vandellós, España aumentará perceptiblemente su inversión en I+D, que es una de las más bajas de Europa (0,97% del PIB) y ni siquiera así alcanzaría el nivel francés, que dedica cada año el 2,13% de su PIB a este capítulo, básico para el crecimiento de Europa.

Terrenos de Vandellòs ofrecidos por España para albergar el ITER.J. L. SELLART

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