LA RUTA DEL VINO

Calidad desde la diversidad

La Cooperativa de Labastida puede ser buen ejemplo para otras bodegas de su mismo entramado. No en vano, tratar de aunar esfuerzos y objetivos entre todos sus socios puede resultar a veces igual de complicado que arreglar una comunidad de vecinos. Pero los proyectos se van cumpliendo y en un futuro próximo su producción saldrá al mercado enteramente embotellado, sin tener que depender de los convenios con grandes bodegas, que les compran el vino elaborado a granel para su posterior ensamblaje y comercialización bajo marcas rimbombantes.

Si controlar la materia prima, en este caso la uva...

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La Cooperativa de Labastida puede ser buen ejemplo para otras bodegas de su mismo entramado. No en vano, tratar de aunar esfuerzos y objetivos entre todos sus socios puede resultar a veces igual de complicado que arreglar una comunidad de vecinos. Pero los proyectos se van cumpliendo y en un futuro próximo su producción saldrá al mercado enteramente embotellado, sin tener que depender de los convenios con grandes bodegas, que les compran el vino elaborado a granel para su posterior ensamblaje y comercialización bajo marcas rimbombantes.

Si controlar la materia prima, en este caso la uva, es lo que aporta el elemento de calidad y diferenciador dentro del complejo mundo del vino, en la Cooperativa de Labastida es el próximo reto por cubrir. El futuro que fue ayer pasa por seleccionar esa gran riqueza de frutos. Pues la diversidad de terrenos, cepas e incluso microclimas que suman entre todos sus socios, en torno a las 400 hectáreas de viñedo, la convierten en el mejor pago de todas las Riojas. Así que no tiene sentido que, en un mercado que valora y paga la calidad, todas las alubias sigan cociéndose en el mismo puchero.

Mientras todo esto llega, el consumidor puede seguir disfrutando de los vinos de la Cooperativa en sus gamas de vinos jóvenes con la marca Montebuena, y crianzas y reservas, bajo el término de Solaguen y el gran Manuel Quintano, sólo elaborado en añadas excepcionales.

Todos ellos son producto de este gran coupage que aportan sus terrenos, pero que el consumidor tiene identificados desde hace tiempo como mostos de calidad contrastada desde hace muchas añadas. Como el Solaguen Crianza, mosto de cierta complejidad con aromas de fruta en licor, sabroso, suave y armónico. El Reserva de Solaguen da paso a un vino bien cubierto de capa media, con aromas de vainilla, regaliz y bollería, con buena estructura, buen paso de boca y calidad, y el punto justo de acidez que predomina en todos los vinos de la casa. La estrella es Manuel Quintano 98, rojo picota con ribete violáceo, elegante e intenso en nariz, finas maderas aromáticas, sabroso y muy frutal y carnoso, recuerdos de maderas elegantes, lácteos y balsámicos.

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