El Puerto de Sevilla busca los grandes buques

El Ministerio de Medio Ambiente tiene la última palabra sobre la propuesta de dragado del canal

La remodelación diseñada por la Autoridad Portuaria de Sevilla, dirigida a permitir la navegación de buques de mayor tamaño, pende de la autorización del Ministerio de Medio Ambiente. El organismo portuario cree vital para la supervivencia económica del único puerto fluvial español sacar adelante el proyecto, del que destaca beneficios como la reducción de emisiones contaminantes a la atmósfera frente al transporte terrestre, la prevención de inundaciones o el alejamiento de la zona industrial de la ciudad. Para salvar los escollos medioambientales, plantea compensar a los arroceros y barreras...

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La remodelación diseñada por la Autoridad Portuaria de Sevilla, dirigida a permitir la navegación de buques de mayor tamaño, pende de la autorización del Ministerio de Medio Ambiente. El organismo portuario cree vital para la supervivencia económica del único puerto fluvial español sacar adelante el proyecto, del que destaca beneficios como la reducción de emisiones contaminantes a la atmósfera frente al transporte terrestre, la prevención de inundaciones o el alejamiento de la zona industrial de la ciudad. Para salvar los escollos medioambientales, plantea compensar a los arroceros y barreras contra la erosión.

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El dragado del canal de navegación entre Sanlúcar de Barrameda y Sevilla propuesto por la Autoridad Portuaria permitiría el tráfico de buques de hasta 215 metros de eslora y 33,5 de manga al aumentar la profundidad en más de un metro. El calado pasa de 6,50 a uno variable entre 7,60 y 8 metros. El volumen previsto a dragar es de 9,5 millones de metros cúbicos.

El estudio encargado por el puerto para ver los efectos sobre el sector arrocero señala que el aumento de la salinidad será "ligero" en la ría, que no se producirá desplazamiento del tapón salino y que los momentos más conflictivos se registrarían en un año seco en los que la salinidad pasaría de 1,8 a 1,9 gramos por litro en los meses de estío. Pero el proyecto califica este cambio como "asumible" al considerar que la salinidad depende sobre todo del agua dulce aportada por el Guadalquivir, condicionada a su vez a las lluvias.

Sobre la erosión en los márgenes del río debida a las olas generadas en la navegación, el estudio recomienda la instalación de escolleras de bajo impacto visual, entre otras medidas. La protección propuesta sería de 15 kilómetros, con un coste de tres millones. El estudio descarta otras afecciones sobre Doñana: "La variación de salinidad en período de estiaje, a causa del dragado, no es significativa para modificar los hábitats ni la etología de las especies". Se propone, por otra parte, la reutilización del material de dragado para regeneración de playas (el procedente de la desembocadura) y para usos agrícolas. Las medidas compensatorias para los arroceros incluyen la modernización de estaciones de bombeo a las que se destinarían dos millones y la compensación con otros 2,25 millones por dejar de regar 150 hectáreas. El importe total de las medidas correctoras es de ocho millones. El proyecto portuario abre incluso la puerta a la implantación de "un sistema regulatorio" en el tramo final del río para paliar el déficit de agua para riego.

Presentadas las soluciones a los daños ambientales, el estudio advierte de que el "estancamiento" del tráfico del puerto sevillano se debe a sus "condiciones de accesibilidad" que, de no readaptarse, "pueden suponer el declive y la desaparición de la única vía navegable de España".

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