UNA NUEVA ENFERMEDAD

Dos de cada tres infectados en Canadá son sanitarios o sus familiares

La neumonía asiática es un síndrome hospitalario en Canadá, donde dos de cada tres afectados por la enfermedad son médicos, sanitarios y miembros de sus familias. A John Charles, cardiólogo del hospital de Scarborough Grace, el principal foco de la infección en Toronto, el virus le sorprendió el mes pasado, cuando los médicos todavía no estaban tan alertados sobre las dimensiones de la epidemia. Él ya ha vuelto al trabajo, pero la tensión en los hospitales es tan grande que ya hay cinco enfermeras que han renunciado a la profesión.

El doctor Charles fue internado en su propio hospital, ...

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La neumonía asiática es un síndrome hospitalario en Canadá, donde dos de cada tres afectados por la enfermedad son médicos, sanitarios y miembros de sus familias. A John Charles, cardiólogo del hospital de Scarborough Grace, el principal foco de la infección en Toronto, el virus le sorprendió el mes pasado, cuando los médicos todavía no estaban tan alertados sobre las dimensiones de la epidemia. Él ya ha vuelto al trabajo, pero la tensión en los hospitales es tan grande que ya hay cinco enfermeras que han renunciado a la profesión.

El doctor Charles fue internado en su propio hospital, el pasado 26 de marzo, tras sufrir un acceso de fiebre, ahogos y sentir malestar general. "Fui infectado por un paciente que no sabíamos que tenía el mal" relató ayer. "Me sorprendió y me asusté", dijo al revivir el momento en que sus colegas le comunicaron que tenía el virus, para el que no hay tratamiento establecido y que ya entonces había acabado con varias vidas. "Cuesta mucho respirar, tienes sensación de ahogo, das unos pasos y te cansas mucho", relató. El cardiólogo recibió un tratamiento a base de Tylenol, "para bajar la fiebre", inyecciones antivirales y otras para prevenir potenciales infecciones. Volvió al trabajo el 14 de abril.

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Tensión insoportable

Para entonces todo el personal sanitario estaba ya en extrema alerta. Los médicos y enfermeras asignados a los pacientes probables o sospechosos de padecer la neumonía llevaban doble protección de guantes, doble uniforme, mascarilla protectora y un escudo facial para protegerse de cualquier fluido que pudiera emitir un enfermo. El equipo es incómodo y caluroso. La tensión en el trabajo es enorme y las horas se hacen infinitas. Cinco enfermeras anunciaron el fin de semana que no podían más y que dejaban la profesión.

Hasta ayer, en los hospitales de Toronto han muerto 21 personas. Salvo un hombre de 44 años sin aparentes dolencias, todas las víctimas han sido enfermos de edad avanzada y con otras complicaciones. Las autoridades subrayan que no ha habido nuevas infecciones fuera del ámbito hospitalario desde el pasado día 9 y que la infección está contenida.

Tony Clement, el ministro de Sanidad de la provincia de Ontario, anunció ayer que sólo quedan 69 personas hospitalizadas en Toronto, la mitad que hace una semana. Con ese y otros datos partió hacia Ginebra para asistir a la reunión en la que hoy la OMS va a analizar la situación. El objetivo es levantar el veto a Toronto como destino viajero.

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