El Guggenheim de Bilbao enseña el uso de la luz en esculturas de su colección

'Transparencias' reúne obras realizadas en los años noventa por cuatro artistas españoles

La presencia de la luz, por encima de las diferencias de forma y estilo, da unidad a la exposición Transparencias, que desde hoy se presenta en el Museo Guggenheim de Bilbao. La luz atraviesa los materiales y forma parte de las esculturas creadas por los artistas españoles Javier Pérez, Cristina Iglesias, Susana Solano y Juan Luis Moraza a lo largo de la década de los noventa. En las cinco obras de la colección Guggenheim que forman Transparencias, "la luz es protagonista indiscutible", "modela la realidad" y "forma parte de la obra", según destaca la comisaria de la exposición, ...

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La presencia de la luz, por encima de las diferencias de forma y estilo, da unidad a la exposición Transparencias, que desde hoy se presenta en el Museo Guggenheim de Bilbao. La luz atraviesa los materiales y forma parte de las esculturas creadas por los artistas españoles Javier Pérez, Cristina Iglesias, Susana Solano y Juan Luis Moraza a lo largo de la década de los noventa. En las cinco obras de la colección Guggenheim que forman Transparencias, "la luz es protagonista indiscutible", "modela la realidad" y "forma parte de la obra", según destaca la comisaria de la exposición, Petra Joos.

El Museo Guggenheim de Bilbao no presenta de forma estable su colección. Los fondos, los adquiridos desde la puesta en marcha del proyecto en los años noventa y los de la Fundación Guggenheim de Nueva York, rotan en una sucesión de presentaciones temporales. En Transparencias, Petra Joos, comisaria de la exposición y directora de actividades museísticas del Guggenheim, ha elegido solamente entre las obras de artistas españoles compradas por el museo.

Joos agrupa las piezas en dos bloques: esculturas que utilizan elementos arquitectónicos (Iglesias y Solano) y las que evocan la huella del ser humano en el mundo que les rodea (Moraza y Pérez).

La comisaria destaca que los cuatro artistas estaban ya en plena actividad creadora en los años noventa y lograron una importante proyección internacional, "con obras que son un desafío a la realidad contemporánea". Joos considera que todos ellos han desarrollado lenguajes muy personales, como buenos ejemplos del arte de su tiempo. "En los noventa ya no hay grupos, destacan en el arte las grandes individualidades".

Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956) es autora de dos esculturas incluidas en Transparencias. Sin título (Celosía II) (1997) es una obra de madera recubierta de polvo de bronce que recuerda las celosías árabes y se enmarca en los refugios misteriosos que suele crear su autora, a los que invita a entrar a los espectadores. "Parece una estructura cerrada, pero la luz entra en ella y el espectador puede ver el interior", explica Joos.

La segunda pieza de Iglesias es una obra de alabastro que la artista donó al Guggenheim con motivo de la exposición antológica de su obra que presentó en Bilbao en noviembre de 1998. Sin título (Habitación de alabastro) (1993) está formada por láminas de alabastro, un material traslúcido, que se apoyan en la pared. "El espacio, la luz y los materiales modelan y dan sentido al conjunto, evidenciando las cualidades físicas y desvelando la complejidad estructural y formal de la obra", afirma la responsable de la exposición.

Susana Solano (Barcelona, 1946) está representada por la pieza Jaosokor (1997), una canoa creada tras un viaje de la artista a Indonesia. Joos destaca que la escultura, formada anudando trozos de plástico transparente, da una falsa impresión de solidez, y recuerda los reflejos del sol, el mar y la espuma. Solano comenzó a impregnar sus obras de ingravidez en los años noventa con la utilización de materiales livianos como el plástico y el vidrio, e incluso el vapor de agua, como pudo verse en 1999 en la exposición Muecas, en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba).

Javier Pérez (Bilbao, 1968), representante español en la Bienal de Venecia de 2001, presenta Levitas (1998), un conjunto de bolas de cristal soplado en las que ha quedado la huella de un pie, como un testigo de la presencia humana. "Transmite la inestabilidad y la fragilidad de la vida", afirma la comisaria.

La obra de Juan Luis Moraza (Vitoria, 1960) Éxtasis, status, estatua también se relaciona con las huellas humanas, esta vez jugando con decenas de tacones de zapato de distintas formas, realizados en resina incolora, que se alinean sobre el suelo de la sala de exposiciones. "Los tacones evocan el placer femenino", asegura la comisaria. "La obra revela el interés de Moraza por lo formal, hasta cierto punto lo cotidiano y por los límites del objeto, al tiempo que trata de apuntar hacia cuestiones más trascendentes".

Gravedad y movimiento

La exposición estará abierta al público hasta el 18 de mayo de 2003. A partir del 18 marzo, Transparencias compartirá los espacios del Guggenheim con una antológica de Alexander Calder, el maestro de la utilización del movimiento, que el próximo otoño se expondrá en el Museo Reina Sofía, de Madrid.

La muestra de Calder reunirá 75 esculturas creadas a lo largo de 50 años de dedicación a la forma abstracta, para destacar su preocupación constante por la fuerza de la gravedad, la circulación del aire y la intervención del azar.

Un hombre mira los tacones de resina que forman la obra Éxtasis, status, estatua, de Juan Luis Moraza, expuesta en el Guggenheim.LUIS ALBERTO GARCÍA
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