Crisis en el Gobierno gallego | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

Los fieles a Rajoy copan el nuevo Gobierno de Fraga, que incluye cinco nuevos consejeros

Cuiña anuncia que seguirá en la política y el PP confía en que "no haga nada fuera del partido"

El presidente de la Xunta, Manuel Fraga, ultimaba anoche los detalles de una amplia remodelación de su Gobierno, en el que se da por hecho que entrarán cinco consejeros nuevos para apuntalar la línea impuesta por la dirección nacional del PP. Tras la forzada salida de Xosé Cuiña, delfín de Fraga en los últimos 13 años y dique ante el que se estrellaban los planes de renovación del PP nacional, el Gabinete que se perfila llevará la impronta del vicepresidente primero del Gobierno central, Mariano Rajoy, a quien fuentes del partido atribuyen la promoción de algunas de las caras nue...

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El presidente de la Xunta, Manuel Fraga, ultimaba anoche los detalles de una amplia remodelación de su Gobierno, en el que se da por hecho que entrarán cinco consejeros nuevos para apuntalar la línea impuesta por la dirección nacional del PP. Tras la forzada salida de Xosé Cuiña, delfín de Fraga en los últimos 13 años y dique ante el que se estrellaban los planes de renovación del PP nacional, el Gabinete que se perfila llevará la impronta del vicepresidente primero del Gobierno central, Mariano Rajoy, a quien fuentes del partido atribuyen la promoción de algunas de las caras nuevas de la Xunta.

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Uno de esos fieles a Mariano Rajoy, el secretario general del PP de Galicia, Jesús Palmou, se perfila como el consejero de mayor peso político.

La caída en desgracia de Cuiña, víctima de la crisis política abierta en Galicia por la catástrofe causada por el Prestige y que había intentado imponer en la Xunta una línea más independiente del Gobierno central, ha causado una conmoción que no afecta sólo al PP. El enorme poder acumulado en sus 13 años como número dos de Fraga le había proporcionado fuertes apoyos en el mundo de los negocios, en los medios de comunicación e incluso entre alguno de sus teóricos competidores políticos, como el alcalde socialista de A Coruña, Francisco Vázquez, quien le defendía contra su propio partido. En esos círculos, así como entre los dirigentes del PP más afines al ya ex consejero de Política Territorial y Obras Públicas, cundía ayer una sensación de desconcierto y sorpresa. El propio Cuiña había transmitido en los últimos días la seguridad de que Fraga, por muchas presiones que recibiese, nunca prescindiría de él, que era su fiel colaborador.

El PP gallego se afanó ayer en disipar la sensación de que las decisiones están siendo impuestas desde Madrid. Palmou negó cualquier "injerencia" de la dirección nacional del PP y defendió que el partido no está sufriendo "ninguna crisis o descomposición". Para ahondar en el mensaje, Rajoy aseguró en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que está siguiendo los acontecimientos por la prensa.

Palmou, "hombre fuerte"

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Pero la huella de Rajoy será muy visible en el nuevo Gabinete. En primer lugar por el papel reservado a Jesús Palmou, un antiguo hombre de Cuiña promocionado en los últimos años por el vicepresidente primero del Gobierno. El secretario regional del partido va a ser el consejero más político del nuevo gabinete, probablemente con funciones de coordinación interna. Falta por saber cómo le ubicará Fraga en el Gobierno, si entregándole el departamento de Presidencia o creando una especie de consejería sin cartera. Una mujer de confianza de Palmou, María José Cimadevila, será la consejera de Familia, y el vicesecretario del PP gallego, José Manuel Barreiro, dirigirá la consejería de Medio Ambiente.

Fuentes de la Xunta también dan por seguro que el sustituto de Cuiña en Política Territorial será Alberto Núñez Feijóo, un gestor que ha hecho carrera a la sombra del nuevo presidente del Consejo de Estado, José Manuel Romay, y que dejará la dirección de Correos para retornar a Galicia. Pilar Rojo, una mujer del círculo de amistades de Rajoy en Pontevedra, encabezará muy probablemente el departamento de Asuntos Sociales, al que compete la coordinación de los voluntarios que participan en la limpieza del fuel vertido por el Prestige.

Cuiña, que, según fuentes de su entorno, se encuentra muy afectado personalmente, se ha recluido en su casa de Lalín (Pontevedra) y piensa guardar silencio durante una temporada. En unas declaraciones un tanto crípticas, Fraga sugirió ayer que su antiguo delfín ya no figura "en las combinaciones del PP". Pero fuentes próximas al ex consejero indicaron que éste no tiene intención de renunciar a su carrera política y que continuará como diputado del Parlamento gallego y miembro de las ejecutivas gallega y nacional del PP. Las mismas fuentes apuntaron que Cuiña no intentará ningún movimiento hasta después de las próximas elecciones municipales, en las que se medirá el desgaste ocasionado por la crisis del Prestige.

En el PP gallego están convencidos de que los dirigentes provinciales que siempre han apoyado a Cuiña tampoco van a provocar un cisma a cuatro meses de los comicios locales. Uno de ellos, el presidente de la Diputación de Lugo, Francisco Cacharro, advirtió ayer de que el defenestrado delfín continuará siendo "un destacado militante" del PP y que, como tal, puede seguir aspirando a liderar el partido. Manuel Abeledo, presidente de la Diputación de Pontevedra, subrayó su adhesión a los "principios galleguistas" de Cuiña.

Rajoy también expresó su "firme convicción" de que Cuiña "no hará nada fuera del partido", en alusión a las especulaciones recurrentes desde hace años sobre la posibilidad de que algún día resucite una fuerza galleguista de centro como las que proliferaron en la década de los 80 antes de ser absorbidas por el PP.

El vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, ayer, tras la reunión del Consejo de Ministros.MANUEL ESCALERA

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