Constitución y 'Prestige'

El valor de la Constitución de 1978 como "modelo equilibrado de convivencia" y la catástrofe ecológica que aflige a Galicia y amenaza a otras autonomías tras el accidente del Prestige han constituido el eje central del mensaje navideño del rey Juan Carlos a los españoles. La preocupación del Rey por lo sucedido en Galicia se hizo patente en su temprana visita a las playas contaminadas y en su contacto directo con los ciudadanos afectados. Pero ha aprovechado la ocasión solemne de su mensaje anual para mostrar su apoyo a las familias afectadas y reconocer la labor de ayuda de los miles d...

El valor de la Constitución de 1978 como "modelo equilibrado de convivencia" y la catástrofe ecológica que aflige a Galicia y amenaza a otras autonomías tras el accidente del Prestige han constituido el eje central del mensaje navideño del rey Juan Carlos a los españoles. La preocupación del Rey por lo sucedido en Galicia se hizo patente en su temprana visita a las playas contaminadas y en su contacto directo con los ciudadanos afectados. Pero ha aprovechado la ocasión solemne de su mensaje anual para mostrar su apoyo a las familias afectadas y reconocer la labor de ayuda de los miles de voluntarios que se esfuerzan en limpiar de chapapote las zonas contaminadas y para animar a todos "a poner fin cuanto antes a esta calamidad" y tomar conciencia del valor del medio ambiente, "fuente de vida y de progreso que tenemos el deber de transmitir a las futuras generaciones".

La referencia a la Constitución como marco garante de la diversidad de España y de los derechos de sus ciudanos no es inhabitual en los discursos navideños del Rey. Pero en esta ocasión se nota un especial interés en el tema. Nadie puede negar a la Constitución de 1978 -enfatiza el Rey Juan Carlos- su carácter de gran pacto capaz de "articular diversidades y superar discrepancias", y cuya principal virtud ha sido "vertebrar a España como nación plural". Ese marco constitucional, integrador de diversidades y garante de derechos, legitima al Estado para combatir el terrorismo que intenta secuestrar las libertades y que "atenta contra la seguridad y la estabilidad que los ciudadanos reclaman legítimamente". Una vez más, el Rey ha reconocido la deuda de gratitud que la sociedad tiene contraída con las víctimas del terrorismo.

El año que termina ha sido pródigo en crisis y en situaciones internacionales que no han dejado de afectar a la seguridad de los españoles y de repercutir en su vida diaria. Don Juan Carlos apela a la cooperación y a la presencia activa de España en el escenario internacional como mejor y más efectiva forma de hacerles frente y de amortiguar sus efectos. Esa presencia se hace especialmente necesaria en el ámbito europeo tras la histórica decisión de ampliar la Unión Europea de 15 a 25 miembros, un paso decisivo para la reunificación del continente y "de notables efectos para nuestro futuro". Entre los temas reseñados a modo de catálogo en el mensaje, aparece destacado el de "las incertidumbres económicas" que hoy se ciernen sobre muchos hogares españoles. El Rey se muestra preocupado por la situación, expresando su deseo de una pronta mejora, lo que no deja de ser una muestra de su sensibilidad hacia las inquietudes más cotidianas e inmediatas de los ciudadanos.