Entrevista:VÍCTOR DE LORENZO | Experto en biorremediación | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

"Lo más eficaz es hacer apetitoso el petróleo para las bacterias que lo comen"

Los científicos, ante una emergencia como la del Prestige, consideran que ha llegado su hora de actuar y de ser útiles a la sociedad aportando sus conocimientos. Víctor de Lorenzo, 45 años, investigador del Centro Nacional de Biotecnología, del CSIC, Premio Jaime I de Protección del Medio Ambiente 2001 y experto en biorremediación reconocido internacionalmente, advierte de que en la caja de herramientas de la ciencia no hay una varita mágica que elimine el problema de la marea negra, pero sí hay experiencia, recursos, laboratorios bien preparados y colaboración con los mejores expertos ...

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Los científicos, ante una emergencia como la del Prestige, consideran que ha llegado su hora de actuar y de ser útiles a la sociedad aportando sus conocimientos. Víctor de Lorenzo, 45 años, investigador del Centro Nacional de Biotecnología, del CSIC, Premio Jaime I de Protección del Medio Ambiente 2001 y experto en biorremediación reconocido internacionalmente, advierte de que en la caja de herramientas de la ciencia no hay una varita mágica que elimine el problema de la marea negra, pero sí hay experiencia, recursos, laboratorios bien preparados y colaboración con los mejores expertos del mundo para empezar a trabajar cuanto antes y atenuar los efectos de la catástrofe. Sin embargo, De Lorenzo señala que muchos científicos, como él, se sienten inquietos al no ver aún la biorremediación en la agenda oficial.

"En Aznalcóllar, la actuación de la comisión científica evitó errores y generó confianza social"
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Pregunta. ¿Los expertos en biotecnología ambiental tienen que empezar a trabajar cuanto antes?

Respuesta. Sí. Hay actuaciones que se pueden poner en marcha ya, hay recursos y conocimentos para hacerlo. El CSIC tiene una red de biorremediación de talla internacional y en cuanto sucedió lo del Prestige ofrecimos todas nuestras capacidades. Muchos colegas extranjeros nos han ofrecido su ayuda, incluso se han dirigido al Ministerio de Ciencia y Tecnología, pero no ha habido aún una respuesta definida. Es muy diferente de la reacción que hubo ante el desastre de Aznalcóllar, en Doñana. En aquella ocasión, la actuación de la comisión científica del CSIC evitó errores, abrió perspectivas de recuperación y generó confianza en la población.

P. ¿Considera que esta situación de marea negra es grave?

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R. En una perspectiva global, la contribución de derrames como éste es una contribución pequeña en comparación con la contaminación constante de la biosfera, el daño continuado a los ecosistemas, las emisiones permanentes de productos y vertidos industriales... aunque sea menos espectacular que un petrolero hundiéndose. Pero un impacto como éste, en áreas ecológicamente sensibles y de las que dependen actividades humanas, tiene una importancia enorme.

P. Al principio no se creía que fuera tan grave.

R. Es muchísimo más grave que el derrame del Mar Egeo hace diez años. Esto es comparable a la marea negra del Exxon Valdez, en Alaska en 1989, pero el conocimiento científico acumulado es una buena base para planear actuaciones de biorremediación.

P. ¿Cómo aborda la situación?

R. Esto tiene tres patas: la prevención, es decir, evitar que estos accidentes sucedan; la contención del vertido para limitar su expansion, y la remediación con estrategias biológicas una vez que el daño está hecho. En la costa hay que hacer la limpieza mecánica del vertido, pero hay zonas difíciles, con petróleo pegado a las rocas, etcétera. En el Exxon Valdez trabajaron miles de personas en la retirada del fuel durante mucho tiempo, prácticamente limpiando cada piedra con un cepillo.

P. Y no hay una varita mágica que elimine todo.

R. No. El objetivo es recuperar la zona, y no existe una tecnología para hacerlo en poco tiempo. El desastre del Exxon Valdez fue como un laboratorio donde se experimentaron prácticamente todos los procedimientos. Allí se puso en práctica una idea muy interesante: desde el principio se encargó a un equipo científico el diseño de un programa de biorremediación y se dividió la zona afectada en parcelas; en cada una se probó una estragegia distinta: en una se usaron detergentes químicos, en otra disolventes orgánicos, en otra bacterias que degradan el crudo, en otra microorganismos modificados genéticamente para producir surfactantes en un experimento contenido. Y cayó el concepto de los años ochenta de que se podía tratar el contaminante a base de inocular el sitio con bacterias programadas para degradarlo.

P. ¿Qué resultó más eficaz?

R. La vida necesita tres elementos: carbono, nitrógeno y fósforo. El petróleo es una fuente de carbono, pero no tiene grandes cantidades de los otros dos. Lo más eficaz es fertilizar la zona con fósforo y nitrógeno en una forma soluble con el crudo, de manera que el petróleo de la marea negra resulte más apetitoso para las bacterias que de forma natural lo degradan. Y esta estrategia no requiere añadir microorganismos exógenos.

P. Pero proliferarán mucho.

R. Sí. Aumenta la población de microorganismos, se estimula la actividad biológica y se favorecen las capacidades naturales del propio sistema. Es lo que se llama ecoingeniería. Cuando desaparece el problema disminuye la cantidad de nutrientes y la población de bacterias se reduce.

P. ¿Descarta el uso de organismos transgénicos, que tan prometedores parecían hace unos años?

R. La ingeniería genética es un instrumento fenomenal para estudiar cómo funcionan las bacterias, otra cosa es usarlas en el medio ambiente. Todavía no sabemos suficiente como para diseñar genéticamente una bacteria para que haga exactamente lo que queramos. Pero la investigación avanza en esta dirección y estoy convencido de que en el futuro los microorganismos de este tipo serán muy útiles.

P. ¿Que consecuencias tiene en el ecosistema un vertido así a medio y largo plazo?

R. Sencillamente actúa la evolución. Tras una descarga contaminante se crea un nicho ecológico nuevo que irá colonizando los que estén más adaptados. Se puede estimular la recuperación del sistema en una cierta dirección, pero la naturaleza es mucho más poderosa que nosotros. Un ejemplo: imagine un campo con hierba que se comen los conejos y a éstos las personas, cuyas deposiciones fertilizan el campo; el sistema está más o menos equilibrado. De repente viene un producto tóxico, acaba con la hierba y se destruye el ciclo sostenible. Entonces crece un tipo de grano que no comen los conejos pero sí las ratas de campo, que las personas no se comen: ellas se irán y proliferarán las ratas. O tal vez crecen manzanas y ya no hacen falta los conejos porque los humanos se las comen directamente. Si desaparece el tóxico y vuelves a poner hierba a lo mejor puedes reconstruir el sistema anterior.

P. ¿Hay un plan de biorremediación en el Sexto Programa Marco de Investigación de la UE?

R. Inexplicablemente no, se ha esfumado. Y me causa estupor que España, que tiene problemas medioambientales constantes por contaminación, no promocionara este área científica en la preparación del Sexto Programa Marco, incluso durante los seis meses de presidencia española, cuando tuvo muchas oportunidades para hacerlo. Ante una tragedia como la del Prestige todo el mundo hace aspavientos porque no hay tecnologías avanzadas para afrontarla, pero cuando hay oportunidad de generar una base de conocimiento para su desarrollo, se mira hacia otro lado.

Víctor de Lorenzo, experto en biorremediación, en su laboratorio del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC, en Madrid.SANTI BURGOS

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