Salerno dedica una amplia retrospectiva a Joan Miró

Salerno, a poco más de 50 kilómetros de Nápoles, se vistió ayer de gala con un doble motivo: la inauguración del complejo de Santa Sofía, y de la iglesia de la Dolorosa, completamente restaurados tras siglos de incuria, y la apertura de una gran retrospectiva del pintor español Joan Miró (Barcelona, 1893-Palma de Mallorca, 1983). La muestra, que estará abierta hasta enero, incluye casi un centenar de obras del artista, desde dibujos y pinturas hasta grabados, cerámicas y un puñado de esculturas, que abarcan la práctica totalidad de la vida artística del pintor, entre 1960 y 1983, año de su mue...

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Salerno, a poco más de 50 kilómetros de Nápoles, se vistió ayer de gala con un doble motivo: la inauguración del complejo de Santa Sofía, y de la iglesia de la Dolorosa, completamente restaurados tras siglos de incuria, y la apertura de una gran retrospectiva del pintor español Joan Miró (Barcelona, 1893-Palma de Mallorca, 1983). La muestra, que estará abierta hasta enero, incluye casi un centenar de obras del artista, desde dibujos y pinturas hasta grabados, cerámicas y un puñado de esculturas, que abarcan la práctica totalidad de la vida artística del pintor, entre 1960 y 1983, año de su muerte en Palma de Mallorca.

La totalidad de las piezas y cuadros que se exhiben -entre ellos seis curiosos dibujos inéditos sobre cartón ondulado- proceden de las fundaciones Miró de Barcelona, Mallorca, del Museo de Cerámicas de Barcelona y de la Fundación de Gallifa. 'Hemos querido subrayar la inauguración del complejo de Santa Sofía con un artista como Miró porque toda su obra está impregnada del paisaje de su Cataluña natal, y sobre todo del mar, de ese Mediterráneo que es también nuestro', explica Massimo Bignardi, uno de los comisarios de la muestra.

La obra de Miró reunida en Salerno ocupa tres amplias salas del complejo Santa Sofía. Está la colección de grabados titulada Antirretratos, recientemente exhibida en Barcelona, pero también algunos de los cuadros más conceptuales del pintor.

Nuevos caminos

El periodo que abarca la muestra fue uno de los más prolíficos en la vida de Miró, que exploraba nuevos caminos de expresión sin abandonar nunca la naturaleza como fuente primigenia de inspiración. Un detalle curioso de la muestra es haber incluido, junto a las esculturas que Miró comenzó a modelar en los años sesenta, los antiguos apuntes en los que se basaban, algunos de los cuales se remontan a 1945. 'No se pueden entender como diseños anónimos', explica el comisario, 'son proyectos, momentos de reflexión sobre cómo relacionarse con el espacio y el tiempo'. Para las esculturas, el artista utilizará un amplio repertorio de objetos, restos, fragmentos acumulados a lo largo de los años en sus estudios de Montroig, primero, y de Palma de Mallorca, más tarde.

Después de la exposición que Roma dedicó hace cuatro años al último Miró, al artista salvaje, exigente consigo mismo hasta el punto de destruir algunas obras, la de Salerno evoca de nuevo a un Miró plácido, simple y esencial. Añade Bignardi: 'Superado el surrealismo de los años veinte, nos encontramos con un Miró dedicado a explorar las regiones de la imaginación para traducir la naturaleza de los signos, de los colores, del vocabulario del llamado 'sin sentido'.

A modo de prólogo, se incluyen 35 fotografías de Miró realizadas por Francesc Catalá Roca, uno de los grandes de la fotografía del siglo XX, amigo del pintor. Catalá entró en el estudio de Son Boter, un espacio prohibido, para fotografiarle en pleno trabajo, o en los momentos de reflexión.

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