Tribuna:

Especulación y gozo sensorial

Juan Uslé es uno de los más destacados protagonistas de un generación de pintores internacionales de obra diversa -entre los que estarían Sean Scully, Terry Winters, Philip Taaffe, Helmut Dorner, Olav Christopher Jenssen, Peter Halley o Bernard Frieze-, que acaparan una buena parte de la atención de la crítica desde finales de los ochenta y principios de los noventa. Estos artistas decidieron explotar sintácticamente y semánticamente todas las características de las diferentes formas de abstracción -expresionista, orgánica, geométrica...- para explotar múltiples posibilidades metafóricas.
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Juan Uslé es uno de los más destacados protagonistas de un generación de pintores internacionales de obra diversa -entre los que estarían Sean Scully, Terry Winters, Philip Taaffe, Helmut Dorner, Olav Christopher Jenssen, Peter Halley o Bernard Frieze-, que acaparan una buena parte de la atención de la crítica desde finales de los ochenta y principios de los noventa. Estos artistas decidieron explotar sintácticamente y semánticamente todas las características de las diferentes formas de abstracción -expresionista, orgánica, geométrica...- para explotar múltiples posibilidades metafóricas.

La obra de Uslé dio un cambio espectacular a partir de 1991, después de un par de años de residencia en Nueva York. Desaparecen entonces de su obra las referencias románticas al paisaje y comienza a desarrollar un lenguaje extremadamente personal de estilos simultáneos. Su pintura avanza a partir de entonces de forma que podríamos llamar espiral, añadiendo y recuperando temas y formas. Sus obras se caracterizan a partir de este momento por sus singulares colores intensos y no naturalistas, y por la alternancia de gesto y geometría, sobriedad y barroquismo, dinamismo e inmovilidad... y un sinnúmero más de contrarios.

De apariencia conceptual, los espacios múltiples de Uslé están basados, en muchas ocasiones, en la realidad. Tal y como Willem de Kooning describió su voluntad de pintar vislumbres de la realidad, en una de sus frases más recordadas, Uslé plasma en cierta medida fenómenos lumínicos similares a los que podemos entrever al mover la cabeza yendo en un coche a gran velocidad. No todo es, además, una operación racional pues existen la memoria, las emociones, el azar y los sueños.

Uno de los grandes hallazgos de Uslé estriba en que logra convertir toda esta especulación fenomenológica, extremadamente rigurosa y un reto intelectual, en gozoso festín sensorial. Por si fuera poco, una nueva generación de pintores de prestigio ya internacional -de nuevo muy diversa y que incluye a artistas como Francis Alÿs, Franz Ackerman, Luc Tuysmans, Peter Doig o Cecily Brown -, parece venir a confirmar que Uslé y sus compañeros de generación tuvieron mucha razón al reivindicar las posibilidades de la pintura.

Enrique Juncosa es subdirector del Museo Nacional Reina Sofía.

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