Reportaje:AMÉRICA LATINA

Vuelta de tuerca en Argentina

Sobrevive sin ayuda del FMI, pero en octubre debe pagar 1.050 millones al Banco Mundial

Argentina ha sobrevivido diez meses sin ningún acuerdo con el FMI. En este periodo ha suspendido pagos con los acreedores privados, ha devaluado un 72% su moneda y ha situado la tasa de paro en el 21%. Su economía se ha contraído a niveles de 1993, pero en los últimos cuatro meses el país ha dejado de caer. Sin embargo, en octubre corre el riesgo de convertirse en un paria financiero, como Irak, Liberia o Somalia, que incumplieron sus obligaciones con el FMI.

El ministro de Economía argentino, Roberto Lavagna, declaró el miércoles que se puede vivir sin el Fondo, que sigue reclamándole ...

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Argentina ha sobrevivido diez meses sin ningún acuerdo con el FMI. En este periodo ha suspendido pagos con los acreedores privados, ha devaluado un 72% su moneda y ha situado la tasa de paro en el 21%. Su economía se ha contraído a niveles de 1993, pero en los últimos cuatro meses el país ha dejado de caer. Sin embargo, en octubre corre el riesgo de convertirse en un paria financiero, como Irak, Liberia o Somalia, que incumplieron sus obligaciones con el FMI.

Lavagna declara que Argentina puede vivir sin el FMI, pero al tiempo trata de convencer al G-7 para que fuerce un acuerdo
La alternativa deseada por el Gobierno de Duhalde es la postergación de todos los pagos a organismos multilaterales

El ministro de Economía argentino, Roberto Lavagna, declaró el miércoles que se puede vivir sin el Fondo, que sigue reclamándole un plan sustentable. No obstante, esta misma semana intenta convencer en Washington a los ministros de Economía del G-7 (los siete países más industrializados) sobre la necesidad de un pacto entre su país y ese organismo. Argentina debe pagar en octubre 1.050 millones de dólares al Banco Mundial. Sólo podrá hacerlo si desvía para ello las reservas de su banco central, que apenas alcanzan a 9.500 millones, un 32% menos que en enero. La otra alternativa, la deseada por el Gobierno del peronista Duhalde, radica en concertar la postergación de todos los pagos a organismos multilaterales -FMI, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo (BID)- hasta fines de 2003, lo que totalizaría unos 18.000 millones de dólares. Nada de dinero fresco.

Sin blanca

En una suerte de convenio tácito, el FMI ha venido retrasando por un año todos los vencimientos de 2002, pero el Banco Mundial, al igual que el BID, está impedido de hacerlo por una cuestión estatutaria. Por eso, Argentina ha destinado a estos dos bancos 3.500 millones de dólares en lo que va de año. Para ello echó mano a sus reservas. El problema radica en que el banco central cuenta cada vez con menos recursos para enfrentarse a eventuales ataques especulativos contra el peso o nuevas salidas de depósitos. Por ahora viene sosteniendo la moneda, pese a la fuerte depreciación del real brasileño de la última semana.

Duhalde y Lavagna han sugerido que Argentina no usará sus reservas para pagarle al Banco Mundial en octubre, de modo que dejaría de pagarle también a esa entidad. El presidente argentino anunció que adoptará la decisión final en su debido momento. Conserva la esperanza de un pacto con el FMI. De todos modos, la subdirectora gerente del Fondo, Anne Krueger, le advirtió de que una suspensión de pagos con el Banco Mundial conduciría al cierre de las líneas de crédito de esa entidad, incluidas las que financian los planes para dos millones de jefes de hogar parados.

El economista Rafael Ber, de la consultora Argentine Research, desaconseja el uso de reservas para saldar cuentas con el Banco Mundial porque implicaría un incremento del riesgo en el tipo de cambio: 'El mercado no te lo perdonaría'. De todos modos, admite que una suspensión de pagos con los organismos multilaterales perjudicaría la incipiente recuperación, pues aniquilaría lo que queda de confianza, y complicaría las exportaciones, ya que aumentaría el 'riesgo argentino'. La única herramienta de la que dispone Argentina para recuperar y honrar sus deudas son las ventas externas. Los acreedores privados, que por ahora esperan el resultado de las negociaciones del FMI, se lanzarían a iniciar juicios e imponer embargos a cuanto bien argentino circule por el mundo, en caso de que el país suspenda pagos con el Banco Mundial, según el economista Eduardo Curia.

'Se va a lograr un acuerdo para postergar los pagos porque existe interés en que no se profundice la crisis', vaticina Ber. Un ex viceministro de Economía argentino, de fluidos contactos con los organismos multilaterales, coincide en que se evitará una 'colisión'. 'Argentina le mueve la portería al FMI, y el FMI también lo hace', expresa el ex funcionario, en referencia a que tanto el Gobierno, la Corte Suprema de Justicia y el Congreso de Argentina como el Fondo interponen nuevas trabas permanentemente. De cualquier modo, confía en que pronto se arribará a un convenio de mínimos hasta las elecciones presidenciales de marzo próximo. En cambio, un asesor del Banco Mundial y el BID opina que el pacto está lejos de concretarse porque 'Argentina no respeta las instituciones básicas', como la moneda, el ahorro y las deudas.

Funcionarios del Ministerio de Economía consideran que ellos ya hicieron los deberes técnicos. Atribuyen culpas a los conflictos políticos con la Corte, por el fallo pendiente sobre la constitucionalidad del corralito (congelación de depósitos), y con el Congreso, que amenaza con leyes controvertidas y demora la definición del juicio a los miembros de aquel tribunal.

Desencuentro

Lavagna también responsabiliza al FMI. Desde Washington le responde que faltan un ancla monetaria, la reestructuración bancaria y una política fiscal sostenible a mediano plazo. Critican el proyecto de presupuesto argentino porque predice un crecimiento del 3% para 2003, frente al 1% vaticinado por ellos. Pero la principal queja del FMI, expresada por su titular, Horst Köhler, es la falta de consenso político. Ninguno de los numerosos candidatos presidenciales supera el 15% de las intenciones de voto, aunque baten marcas en propuestas demagógicas. El FMI pretende que apoyen un eventual pacto, como en Brasil. La diferencia radica en que el Fondo ni siquiera estableció una carta de intención con Buenos Aires.

Brasil, mientras tanto, se tambalea. A dos semanas de las elecciones presidenciales y con el izquierdista Lula Da Silva como favorito, el real se hundió a niveles inferiores al peso. La moneda argentina no se contagió, pero una mayor recesión en el principal destino de sus exportaciones puede dañar a la industria de bienes durables, en especial a la automotriz.

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