El Instituto Tecnológico de Massachusetts admite que margina a las investigadoras

Uno de los centros universitarios más elitistas del mundo, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), añadió ayer a su lista de honores -numerosos premios Nobel han trabajado en sus laboratorios- el deshonor de ser una de las instituciones académicas que más discriminan a las mujeres en Estados Unidos. No sólo hay un porcentaje muy bajo de profesoras, sino que las que hay ganan mucho menos que sus colegas masculinos, apenas ascienden de categoría e incluso tienen oficinas bastante más pequeñas.

Las revelaciones realizadas a través de cinco informes internos no han causado sorpresa...

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Uno de los centros universitarios más elitistas del mundo, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), añadió ayer a su lista de honores -numerosos premios Nobel han trabajado en sus laboratorios- el deshonor de ser una de las instituciones académicas que más discriminan a las mujeres en Estados Unidos. No sólo hay un porcentaje muy bajo de profesoras, sino que las que hay ganan mucho menos que sus colegas masculinos, apenas ascienden de categoría e incluso tienen oficinas bastante más pequeñas.

Las revelaciones realizadas a través de cinco informes internos no han causado sorpresa entre el plantel femenino, que lleva años quejándose de las disparidades. Las cifras son elocuentes. De los 52 catedráticos del MIT sólo dos son mujeres. Y entre todas las categorías de profesores (asistentes, asociados, decanos y catedráticos) el porcentaje es actualmente del 18%. La cifra contrasta con la de estudiantes femeninas, que es del 40%.

Los salarios son un 16% inferiores a los de los hombres y, mientras que éstos ascienden cada tres años como promedio, a las profesoras les cuesta cinco como mínimo. En la Facultad de Telecomunicaciones e Informática, por ejemplo, sólo han contratado a dos mujeres desde 1990. Y en la prestigiosa facultad de gestión de empresas Sloan había hace una década una mujer de una plantilla de 33, y ahora hay 6 de 56.

El rector, Robert Brown, admite que ha habido prejuicios 'involuntarios', y señala que la institución se encuentra en 'un momento de transición'. Anunció al mismo tiempo 'una política más acogedora con las mujeres' y una campaña de captación de profesoras, sin descartar salarios superiores a los masculinos.

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