135 médicos testificarán sobre el fraude de recetas en Andalucía

La Audiencia de Granada ha citado a 135 médicos como testigos en el juicio por fraude de 57.000 euros (9,5 millones de pesetas) cometido contra al Servicio Andaluz de Salud (SAS). En el proceso están acusados un representante de laboratorio y dos farmacéuticos por la manipulación de 1.166 recetas.

Los médicos, la mayoría de los cuales estuvieron imputados en los primeros momentos de la instrucción del caso, testificarán en el juicio, que comenzará el 4 de junio y tendrá diez sesiones.

La fiscalía de Granada, que interesó el sobreseimiento de las imputaciones contra los médicos, p...

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La Audiencia de Granada ha citado a 135 médicos como testigos en el juicio por fraude de 57.000 euros (9,5 millones de pesetas) cometido contra al Servicio Andaluz de Salud (SAS). En el proceso están acusados un representante de laboratorio y dos farmacéuticos por la manipulación de 1.166 recetas.

Los médicos, la mayoría de los cuales estuvieron imputados en los primeros momentos de la instrucción del caso, testificarán en el juicio, que comenzará el 4 de junio y tendrá diez sesiones.

La fiscalía de Granada, que interesó el sobreseimiento de las imputaciones contra los médicos, pide en el juicio cuatro años de prisión para cada uno de los tres acusados, por un delito de falsedad en documento oficial para la comisión de otro continuado de estafa.

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Según el fiscal, los cupones-precinto presentados al SAS junto con las recetas para el cobro de las subvenciones de los medicamentos salieron de la clínica privada Inmaculada Concepción, a la que la fiscalía consiera responsable civil subsidiario.

El fraude, según la fiscalía, se cometió entre diciembre de 1996 y junio de 1997, cuando el representante de un laboratorio, visitador habitual de los centros de salud de la provincia y conocido por los médicos, comenzó a pedir a los facultativos recetas de fármacos, muchos de ellos de elevado precio o en blanco, 'con el falso pretexto de tener familiares enfermos' que supuestamente vivían lejos y no podían desplazarse. El representante escribía luego el nombre de los fármacos en las recetas en las que no figuraba ninguno, tras de lo cual consignaba los nombres de los pacientes y y números de beneficiados por la Seguridad Social, 'unas veces inexistentes y otras reales', pero que 'nunca recibieron tales prescripciones ni consumieron los medicamentos'.

El farmacéutico de la Inmaculada Concepción 'tenía acceso directo' a los medicamentos y 'personalmente hacía pedidos'. Otro farmacéutico, titular de una farmacia en Granada, facturó las recetas al SAS 'como medicamentos expedidos en su oficina', que en realidad no los vendía.

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