Reportaje:

Un escritor de viajes, con los 'muyahidín'

El inglés Jason Elliot describe en 'Una luz inesperada' el Afganistán que recorrió antes de la llegada al poder de los talibanes

No es extraño que en su prosa, junto a sensibles tonos pictóricos dignos de Robert Byron o Bruce Chatwin, suenen, como latigazos, ecos del Lawrence de Los siete pilares de la sabiduría: el inglés Jason Elliot, de 37 años, es seguramente el único escritor de viajes que ha participado en un ataque de los muyahidín afganos contra una posición rusa, y con un fusil de asalto en la mano. No lo hizo porque sea un guerrero, qué va, sino más bien de esa manera casual y atropellada, inexorable, en la que uno se ve involucrado en una pelea en un bar. El episodio lo explica Elliot en ...

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No es extraño que en su prosa, junto a sensibles tonos pictóricos dignos de Robert Byron o Bruce Chatwin, suenen, como latigazos, ecos del Lawrence de Los siete pilares de la sabiduría: el inglés Jason Elliot, de 37 años, es seguramente el único escritor de viajes que ha participado en un ataque de los muyahidín afganos contra una posición rusa, y con un fusil de asalto en la mano. No lo hizo porque sea un guerrero, qué va, sino más bien de esa manera casual y atropellada, inexorable, en la que uno se ve involucrado en una pelea en un bar. El episodio lo explica Elliot en Una luz inesperada (Península-Altaïr), un libro que ha conseguido premios y rendidos elogios y en el que funde varios viajes a Afganistán entre 1979 (el primero, con 19 años, durante la ocupación soviética) y la conquista del país por los talibanes. 'Quien crea que entiende Afganistán', opina Elliot, 'no lo ha conocido del todo'. Afganistán, subraya, 'no es un lugar uniforme, sino un país muy grande, complejo y sofisticado, del que tenemos una visión muy limitada'.

'Quien crea que entiende Afganistán, no lo ha conocido del todo'

Alocada carrera en una moto rusa a través de un Kabul con toque de queda, arriesgada caminata por el helado Hindu Kush, encuentros con talibanes y sufís en Herat. Acompañar a Elliot en su periplo afgano, merced a su libro -de medio millar de páginas-, es, además de emocionante, sumamente entretenido, y no sólo porque explica muy bien sus peripecias, evoca magníficamente el paisaje y retrata con cercanía y sentimiento a las gentes del país, sino porque su mirada incluye una muy anglosajona perspectiva histórica. Elliot es capaz de detenerse en la figura de Babur, en la leyenda del yeti hembra de Hazarajat, en la espigada ruina del minarete de Gohar Shad, o en Bobbie, el perro del 66 Regimiento de a Pie británico, al que le impuso una medalla por su valor la reina Victoria en 1881, tras la batalla de Maiwand. Y, sobre todo, es capaz de comunicar un aprecio sincero por los afganos y de insuflar en el lector la épica y la melancolía de los grandes viajes.

'En aquellas circunstancias', explicó Elliot en Barcelona sobre su insólita incursión bélica contra el Ejército Rojo, 'eso, luchar, era parte de la vida de los afganos que yo compartía. Allí no podías permitirte el lujo de separar la vida cotidiana de la guerra'. Elliot, que habla persa, viajó por Afganistán, según se describe a sí mismo, 'envuelto en un pattu y con una bufanda y sombrero estilo mu-yahid, cubierto de polvo, apestando como una cabra y arrastrando un sucio saco gris'. Como él mismo dice: 'No hay dinero que pueda pagar ese tipo de viajes'.

Pese a los malos ratos y peligros, Elliot destaca la hospitalidad de los afganos, a toda prueba. En unas fotos que despliega se le ve hecho todo un pastún. 'Es increíble lo que una gorra y una barba pueden hacer', apunta. Resulta curioso pensar que su libro, crónica viajera, se ha convertido ya en historia tras los acontecimientos del 11 de septiembre. 'Todo se convierte en historia, aunque es cierto que las cosas se mueven más deprisa en momentos de crisis. Lo interesante es ver, con esa perspectiva, la influencia que Afganistán ha tenido en el destino de los grandes imperios, el británico, el ruso, el soviético, y cuál tendrá en el del imperio norteamericano. Yo, de todas formas, creo que Afganistán desempeña en esta situación un papel sustitutorio, los sucesos del 11 de septiembre no empiezan ni terminan en Afganistán. Opino que el papel de los talibanes ha sido enormemente exagerado'. Explica el autor que el motivo de su libro -el primero, al que seguirá otro sobre Irán- ha sido 'el de cualquier libro de viajes que se precie, el conocimiento'. Y el viajero Jason cita los bellos versos de Flecker: 'Viajamos no sólo para traficar; / Vientos más calientes excitan nuestros ardientes corazones:/ Por la lujuria de conocer lo que no debería conocerse / Emprendemos el Camino Dorado hacia Samarcanda'.

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