La feria Arco termina con aumentos en las ventas y en el número de visitantes

Los galeristas celebran que el mercado español del arte no se vea afectado por la crisis

La 21ª edición de la Feria de Arte Contemporáneo, Arco, terminó ayer en el recinto ferial Juan Carlos I, de Madrid, con la euforia de los galeristas al confirmar el director general de Ifema, Fermín Lucas, el aumento de las ventas y de los visitantes. Desde el día 13 han visitado los pabellones 7 y 9 un total de 198.000 personas, un 13% más que la edición anterior, y las ventas en las 261 galerías de 31 países han rebasado el 20% del año pasado. El Arco más internacional ha aumentado el espacio, con algunas críticas, y Suiza sustituye a Australia como país invitado en Arco 2003.

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La 21ª edición de la Feria de Arte Contemporáneo, Arco, terminó ayer en el recinto ferial Juan Carlos I, de Madrid, con la euforia de los galeristas al confirmar el director general de Ifema, Fermín Lucas, el aumento de las ventas y de los visitantes. Desde el día 13 han visitado los pabellones 7 y 9 un total de 198.000 personas, un 13% más que la edición anterior, y las ventas en las 261 galerías de 31 países han rebasado el 20% del año pasado. El Arco más internacional ha aumentado el espacio, con algunas críticas, y Suiza sustituye a Australia como país invitado en Arco 2003.

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'Todas las galerías se encuentran satisfechas, así como las instituciones y el público', aseguró la directora de Arco, Rosina Gómez-Baeza, al comentar los resultados de esta edición, marcada por el aumento de un 9% de visitantes extranjeros y con la asignatura pendiente de un coleccionismo sólido. Las instituciones españolas se han gastado un millón y medio de euros en sus compras confirmadas. 'La crisis no nos ha afectado y esto indica que el mercado español adquiere una madurez extraordinaria, un mercado de coleccionistas pequeños y medianos, junto con las instituciones', añade la directora.

La feria estudiará adelantar sus fechas en el mismo febrero para no coincidir con la de Nueva York, que comienza mañana.La próxima edición, con Suiza como país invitado, con una presencia de 16 galerías, atenderá las críticas al tratamiento del espacio, sobre todo en el entorno de las galerías -hubo amenazas de abandono-, los pasillos y la distribución de las revistas de arte. 'He planteado un espacio museístico y creo que las obras respiran mejor y los coleccionistas se sienten más cómodos. También asumo que ha habido fallos', declara el arquitecto Vicente Salvador.

'Estoy muy contenta', reconoce la galerista Soledad Lorenzo, que ha vendido el 80% de lo expuesto. También estaba contenta Toni Berini, con una edicición que repite la buena tónica. Pilar Corrias, directora de la londinense Lisson Gallery, también se mostró muy satisfecha con unas ventas que, aseguró, habían realizado principalmente coleccionistas españoles, 'aunque también han venido bastantes extranjeros'. Norberto Dotor, de la galería Fúcares, confirmaba la impresión de que 'el coleccionista español empieza a ser cada vez más internacional, lo que demuestra que el mercado se normaliza'.

'No he hecho números, pero creo que este año será igual o mejor que el pasado', afirmaba Tomás March, de la galería del mismo nombre de Valencia. Ulrich Gebauer, director de la galería alemana Carlier/Gebauer, se mostraba 'muy contento'. 'Ha sido una buena feria, la calidad media ha mejorado; el espacio, también, y se confirma que es la única feria del mundo que es más que una feria'. Para Antonio de Barnola, las buenas ventas 'hubieran podido ser mejor si el espacio hubiera ayudado'. Barnola estaba situado en lo que se ha bautizado como el zoco o la kahsba de la feria, la zona con los pasillos más estrechos.

'La feria tiene un nivel muy alto, pero no ha conseguido un alto nivel de coleccionistas', afirma Elvira González, que considera al coleccionista inversor como un especulador. Guillermo de Osma ha notado una mayor presencia de coleccionistas extranjeros y destaca la fidelidad de las instituciones, con mayores presupuestos que otros años. Marc Domènech (galería Oriol) también ha comprobado el aumento de un nuevo coleccionismo, tanto español como extranjero, sobre todo de latinoamericanos afincados en Estados Unidos. 'Se ha roto el miedo al precio alto de la obra de arte', señala.

Rafael Vostell (hijo del pintor Wolf Vostell, museo Vostell Malpartida) piensa instalarse también en Madrid -tiene galería en Berlín- tras cuatro años de Arco, que califica como una reunión mundial para los profesionales.

Un visitante ante Ventana de Chema Alvargonzález (Carles Taché).LUIS MAGÁN
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