Las crisis de Italia y Argentina enturbian el arranque de la presidencia española de la UE

El Gobierno español ha iniciado su semestre de presidencia de la Unión Europea encaramado al éxito del euro, pero bajo los nubarrones de las crisis de Argentina y de Italia. A España le corresponde lidiar en nombre de los Quince esos dos problemas de claras consecuencias internacionales pero de indudable trascendencia para las relaciones bilaterales. Desde el Gobierno alemán y el Parlamento Europeo se sugiere la adopción de sanciones contra Italia, como se hizo en su día con Austria, en vísperas de la primera intervención de José María Aznar, mañana, en la Eurocámara.

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El Gobierno español ha iniciado su semestre de presidencia de la Unión Europea encaramado al éxito del euro, pero bajo los nubarrones de las crisis de Argentina y de Italia. A España le corresponde lidiar en nombre de los Quince esos dos problemas de claras consecuencias internacionales pero de indudable trascendencia para las relaciones bilaterales. Desde el Gobierno alemán y el Parlamento Europeo se sugiere la adopción de sanciones contra Italia, como se hizo en su día con Austria, en vísperas de la primera intervención de José María Aznar, mañana, en la Eurocámara.

Hoy, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, cuenta sólo con dos aliados de peso en la UE. 'No tenemos duda de la orientación europea del Gobierno italiano', ha asegurado Aznar. El otro aliado es el presidente de la Comisión, Romano Prodi, quien mantiene un fluido contacto con el líder de Forza Italia, que debe a Aznar su inclusión en el Partido Popular Europeo.

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Pero Aznar y Prodi discrepan sobre quién debe ser el futuro ministro italiano de Exteriores. Prodi, según personas próximas a él, le ha dicho a Berlusconi que el candidato adecuado es Gianfranco Fini, líder de la posfascista Alianza Nacional. 'Es el mal menor', aseguran que comenta Prodi. Aznar, según fuentes próximas al presidente español, ha pedido a Berlusconi lo contrario: que borre a Fini de la lista.

Pero incluso Prodi, afirman las citadas fuentes, asegura estar 'muy preocupado' por la deriva italiana y cree que Fini puede acabar originando problemas como los registrados con Austria en 2000 a raíz de las posiciones xenófobas de Jorg Haider y su alianza gubernamental con el canciller Wolfgang Schüssel. El viceministro alemán de Exteriores, Christoph Zöpel, ya lo ha advertido esta semana en Madrid: 'Después de la experiencia con Austria, todos los Estados de la UE podrían haber aprendido algo'.

Aznar ya ha recibido otro aviso más claro del líder de los socialistas europeos en la Eurocámara, Enrique Barón: 'De confirmarse una postura inadmisible del Gobierno italiano, Aznar deberá asumir sus responsabilidades europeas por encima de sus afinidades políticas'.

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En cuanto a Argentina, la coincidencia de la presidencia europea con la defensa de los intereses económicos españoles puede jugar a favor de Madrid. Prodi ha echado una mano a Aznar al confiar en que Buenos Aires siga su acercamiento a la Unión, pero 'dentro del marco de las negociaciones entre Mercosur y la UE'. Esas negociaciones con Mercosur (que integran también Brasil, Paraguay y Uruguay) se iniciarán en marzo con Madrid y Buenos Aires como protagonistas.

No ha sido la única mano de Prodi al presidente español en este arranque de la presidencia española. En Madrid, el presidente del Ejecutivo comunitario comentó el día 8 que cada país es muy libre para organizar las competencias de las regiones al margen del debate sobre el futuro de Europa, que lanzará en marzo la Convención que preside Valery Giscard D'Estaing. El ex presidente francés, que visitó a Aznar el día 9, considera que España se muestra 'prudente' a la hora de abordar ese debate. No es para menos. El punto de partida es la Declaración de Laeken, un texto de marcado tono federalista con tres referencias al papel de las regiones que no gustan nada al Gobierno del PP.

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