Los laboratorios andaluces no saben qué hacer con los 8.000 embriones que guardan congelados

La Junta de Andalucía está a favor de un cambio legislativo que permita su uso experimental

Los investigadores andaluces quieren que el Gobierno permita la experimentación con los embriones congelados en las clínicas de reproducción asistida de la comunidad. La cifra de embriones congelados en Andalucía ronda los 8.000. La ley indica que deben guardarse cinco años 'como máximo' aunque no dice qué hacer después. Este es el problema para los 25 centros de reproducción asistida del territorio comunitario. La Junta de Andalucía se muestra a favor de un cambio de legislación que permita utilizar ese material, imprescindible para la investigación en la clonación terapéutica.

Ángel G...

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Los investigadores andaluces quieren que el Gobierno permita la experimentación con los embriones congelados en las clínicas de reproducción asistida de la comunidad. La cifra de embriones congelados en Andalucía ronda los 8.000. La ley indica que deben guardarse cinco años 'como máximo' aunque no dice qué hacer después. Este es el problema para los 25 centros de reproducción asistida del territorio comunitario. La Junta de Andalucía se muestra a favor de un cambio de legislación que permita utilizar ese material, imprescindible para la investigación en la clonación terapéutica.

Ángel Garijo, secretario general de calidad de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, cree que la vía de la clonación terapéutica (la que no está encaminada a producir individuos clónicos similares, sino la orientada a producir tejidos clónicos, que pueden usarse para regenerar órganos gravemente dañados en un enfermo sin causar rechazo) es una alternativa 'llena de sensatez humana y científica'.

Para madurar esta técnica, sin embargo, Garijo reconoce que es necesario el uso de los embriones que aguardan un destino incierto en los congeladores. Por ello, considera necesaria un cambio en la Ley de Reproducción Asistida de 1988, aunque, como reconoce el representante de la Junta, 'este cambio presenta el problema de que es una competencia estatal y el PP no parece muy convencido a llevarlo hacia delante'.

La investigación con estos embriones congelados tendría como primer objetivo la búsqueda de las células madre, pieza fundamental y punto de partida en cualquier proceso de clonación, tanto terapéutico como reproductivo.

El doctor Francisco González Gómez, catedrático de ginecología de la Universidad de Granada, especialista en reproducción asistida y cabeza de un equipo de ocho médicos y biólogos del servicio de Genética y Reproducción Asistida de la clínica Inmaculada de Granada, considera que el problema en Andalucía es precisamente qué hacer con los embriones excedentes tras los programas de fertilización a parejas con problemas de fertilidad.

Embriones sobrantes

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El Francisco González Gómez cree que 'un uso razonable de los embriones sobrantes, si la pareja expresamente renuncia a ellos, sería la donación y la investigación. Es una salida humana y éticamente irreprochable'.

En cualquier caso, parece razonable que hay de decidir lo más pronto posible cuál será el destino de estos embriones. En la práctica nadie sabe qué hacer con ellos pasados los cinco años. Aunque la cantidad estimativa de embriones congelados que hoy día se conservan en los laboratorios de Andalucía se calcula en 8.000 (todos ellos excedentes de los tratamientos de fecundación in vitro), la cifra podría ir a más, ya que, si bien los especialistas cada vez son más cautos a la hora de congelar estos embriones, el porcentaje de parejas con problemas de infertilidad ha aumentado de un 10% a un 19%.

Según José Navarro, director de la Clínica IVI de Sevilla, las clínicas andaluzas de reproducción asistida tratan hoy a alrededor de 2.000 parejas.

Para el responsable de la clínica sevillana, el camino de la clonación es un 'río imparable' y el primer problema a resolver es precisamente este de qué hacer con los embriones congelados. Navarro cree que 'debería permitirse el uso de los embriones congelados, siempre con un férreo control de qué bien se persigue, organizando adecuadamente los grupos científicos y controlando los centros en los que se experimenta'.

En manos privadas

Los especialistas también coinciden en una cosa. Tanto el doctor González Gómez como José Navarro creen que 'es fundamental estar alerta para que la ciencia en este campo no quede en las grandes manos privadas'. Ambos, que trabajan en clínicas privadas y ven a pacientes todos los días , se refieren a las grandes corporaciones norteamericanas alejadas de los enfermos y cuya principal motivación es el balance anual en bolsa.

En Andalucía no hay empresas de este calibre dedicadas a la biotecnología. Sí existe, en cambio, un instituto de biotecnología, aún en fase de desarrollo y sin sede definitiva. El doctor Navarro opina que ahora es el momento de que Andalucía coja el carro. 'Tenemos buenísimos profesionales en el terreno de la genética reproductiva. Con un poco de orden y más recursos públicos estaríamos preparados para estar en primera línea en este campo', explica.

En cualquier caso, los doctores e investigadores reconocen que es el momento de iniciar el debate. Enrique Iáñez es profesor de Microbiología en la Universidad de Granada y miembro de este Instituto de Biotecnología. Iáñez hace una primera reflexión para situar el debate sobre el uso de embriones: 'Es poco coherente que una sociedad que permite el aborto en las condiciones que lo hace, ponga tantas trabas con una entidad tan poco diferenciada y desarrollada como un embrión de menos de 14 días'. Su postura individual es algo menos rotunda: 'Tengo dudas, aunque creo que esos embriones congelados no tienen aún el estatus moral de una persona'.

Todos son conscientes de que se trata de un asunto controvertido. De hecho, desde que hace ocho días la empresa de investigación genética de Estados Unidos Advanced Cell Technology anunciara la clonación de un embrión humana pocos gobiernos han eludido su opinión sobre el caso.

El ovocito y el citoplasma

Carmen Mendoza, profesora de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada, y una de las pocas personas que en Andalucía ha trabajado cerca de la clonación, aunque por cuestiones legales la investigación se ha desarrollado en Brasil, sí tiene perfectamente claro qué hacer con los 8.000 embriones: no los clonaría. Carmen Mendoza y Jan Tesarik han desarrollado la técnica de la transferencia de citoplasma, una técnica según explica Mendoza, 'útil para mujeres mayores con dificultades para tener hijos'. Este sistema consiste en insertar en el interior de un ovocito de la paciente el citoplasma (lo que rodea al núcleo de la célula) de una donante más joven sin dificultades. Tras alguna manipulación en esta nueva formación, se une al espermatozoide. Esta técnica la han llevado a cabo en Brasil a falta de una legislación que regula estos experimentos en España. Uno de los problemas de esta técnica es que en el nuevo embrión hay carga genética de tres individuos, padre, madre y donante. Sin embargo, la profesora granadina resalta que los genes de la donante que perviven son 'genes relacionados con el metabolismo; no son cromosomas nucleares relacionados con las características físicas'. Es decir, la donante, por ejemplo, no va a transferir su color de ojos al bebé resultante. Sin embargo, lo cierto es que este proceso no acaba de estar bien aceptado por la comunidad científica. Pues bien, es precisamente Carmen Mendoza quien más contraria se muestra al desarrollo de la clonación así como al uso de los embriones congelados: 'Si entramos en el campo de la clonación terapéutica, abrimos de lleno la posibilidad a la reproductiva, lo que sería una locura'. Mendoza defiende este tipo de manipulación 'solamente para ayudar a las parejas desde el punto de vista reproductivo'.

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