Pakistán refuerza sus fronteras para evitar la entrada de combatientes de Al Qaeda

La relación del Gobierno de Islamabad con el régimen talibán se hace insostenible

La relación de Pakistán con el régimen talibán es ya insostenible. A pesar de los acontecimientos de los últimos días, la bandera del Emirato Islámico sigue ondeando en Islamabad, y su encargado de negocios, Suhail Shaheen, confirmó ayer que la Embajada sigue funcionando. Mientras tanto, el Ejecutivo paquistaní asegura defender la instalación de un Gobierno multiétnico con amplia participación. El Ejército de Pakistán reforzó ayer la vigilancia de la frontera con Afganistán ante el riesgo de que fuerzas talibanes o de Al Qaeda traten de encontrar refugio en su territorio.

Los paquistaní...

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La relación de Pakistán con el régimen talibán es ya insostenible. A pesar de los acontecimientos de los últimos días, la bandera del Emirato Islámico sigue ondeando en Islamabad, y su encargado de negocios, Suhail Shaheen, confirmó ayer que la Embajada sigue funcionando. Mientras tanto, el Ejecutivo paquistaní asegura defender la instalación de un Gobierno multiétnico con amplia participación. El Ejército de Pakistán reforzó ayer la vigilancia de la frontera con Afganistán ante el riesgo de que fuerzas talibanes o de Al Qaeda traten de encontrar refugio en su territorio.

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Los paquistaníes parecen estar trabajando en dos niveles: por un lado, sus portavoces muestran su preocupación por la presencia de la Alianza del Norte en Kabul; y por otro, siguen tratando de movilizar al liderazgo pastún en el exilio para que coordine sus políticas ante un eventual reparto de poder con las fuerzas que controlan la capital. Pakistán teme que sus aliados naturales, los pastunes (un 40% de los afganos y un 20% de los paquistaníes) sean asociados con los talibanes y queden desplazados en un futuro Gobierno.

El ex presidente paquistaní Farooq Neghari organizó ayer en Islamabad una reunión de notables afganos en la que se reiteró la petición de un Gobierno con participación de todas las fuerzas políticas y se solicitó la intervención de la ONU. En Peshawar, un grupo de ex comandantes muyahidin hacían planes para la toma de las cuatro provincias orientales.

Por otra parte, el Ejército paquistaní reforzó ayer la vigilancia de la frontera con Afganistán ante el riesgo de que fuerzas talibanes o elementos de Al Qaeda traten de encontrar refugio en sus zonas tribales. Las noticias de que algunos lo han hecho siguen sin poder contrastarse, ya que Pakistán no sólo mantiene cerrado el acceso de los extranjeros a esas áreas, sino que ha restringido el paso a los propios paquistaníes.

En ese panorama, lo único que resultaba incongruente era el reconocimiento al régimen talibán. 'Mientras no haya un nuevo Gobierno en Kabul, mantenemos nuestra postura', justificó ayer Aziz Ahmad Khan.

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La salida el martes de la mayoría del personal diplomático talibán, con el embajador al frente, parecía indicar el fin de su presencia en este país. El encargado de negocios desmintió ese extremo. 'Sí, estoy en Islamabad y la Embajada continúa funcionando', declaró a este diario por teléfono. Shaheen admitió que el embajador se ha trasladado a Kandahar, pero no aceptó que los talibanes estén poniendo pies en polvorosa.

Policías de fronteras de Pakistán tratan de contener a un grupo personas congregadas en torno al puesto de Torkham.REUTERS

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