Bush prueba con éxito su escudo antimisiles ante el enfado de Rusia
Un cohete de interceptación destruye un misil a 225 kilómetros de altura sobre el Pacífico
El general Kadish, máximo responsable militar de este proyecto, precisó que el Pentágono necesita dos meses adicionales para comprobar si todos los objetivos del ejercicio fueron o no alcanzados. Pero los instrumentos de seguimiento confirmaron desde el primer momento que el Kill Vehicle lanzado desde el atolón de Kwajelein, en las islas Marshall, alcanzó, como era su misión, el misil balístico Minuteman 2, que, sin carga explosiva, había sido disparado desde la base aérea de Vandenberg, en California. El Kill Vehicle no se dejó engañar por el inmenso globo negro, con temp...
El general Kadish, máximo responsable militar de este proyecto, precisó que el Pentágono necesita dos meses adicionales para comprobar si todos los objetivos del ejercicio fueron o no alcanzados. Pero los instrumentos de seguimiento confirmaron desde el primer momento que el Kill Vehicle lanzado desde el atolón de Kwajelein, en las islas Marshall, alcanzó, como era su misión, el misil balístico Minuteman 2, que, sin carga explosiva, había sido disparado desde la base aérea de Vandenberg, en California. El Kill Vehicle no se dejó engañar por el inmenso globo negro, con temperatura similar a la del Minuteman 2, que acompañaba a cierta distancia al supuesto misil atacante. Haciendo caso omiso de este señuelo, el Kill Vehicle fue directo al objetivo.
Un clamor de alegría se levantó en la sala de control de Kwajalein cuando los monitores de vídeo mostraron cómo se evaporaba en pleno vuelo el misil balístico Minuteman 2. Los técnicos y científicos militares y civiles saltaron de contento y se estrecharon en prolongados abrazos. Y es que no las tenían todas consigo. El día anterior, el general Kadish había cifrado en un 50% las posibilidades de éxito.
Aún más relevante: sólo uno, el primero de los tres ensayos efectuados anteriormente, bajo la presidencia de Bill Clinton, había triunfado. Fue en octubre de 1999. Pero el fracaso de los otros dos, en enero y julio de 2000, condujo a Clinton a congelar el proyecto del escudo antimisiles. El entonces presidente argumentó el estado muy inmaduro de la tecnología y también mencionó los temores de los aliados europeos a una resurrección de la carrera armamentística y la firme oposición de Moscú y Pekín.