GUÍA PARA EL VOTANTE APRESURADO

Buen día para...

Felipe Alcaraz. El diputado de IU, viejo comunista y poeta, se permitió ayer el lujo de transgredir la ley sobre las elegantes moquetas del Congreso. Al desvelar el sondeo del CIS, Alcaraz consiguió otros dos objetivos nada despreciables: poner en evidencia al Gobierno -no era verdad que no tuviera los datos- y salir en todos los telediarios defendiendo la libertad de expresión. 'Y ahora que me multen', dijo al despedirse.

Mal día para...

El frentismo. Horrible palabra que ni viene en el diccionario pero que todo el mundo relaciona con la guerra sin cuarte...

Buen día para...

Felipe Alcaraz. El diputado de IU, viejo comunista y poeta, se permitió ayer el lujo de transgredir la ley sobre las elegantes moquetas del Congreso. Al desvelar el sondeo del CIS, Alcaraz consiguió otros dos objetivos nada despreciables: poner en evidencia al Gobierno -no era verdad que no tuviera los datos- y salir en todos los telediarios defendiendo la libertad de expresión. 'Y ahora que me multen', dijo al despedirse.

Mal día para...

El frentismo. Horrible palabra que ni viene en el diccionario pero que todo el mundo relaciona con la guerra sin cuartel que sostienen los no nacionalistas y los que sí lo son. Los datos del CIS vienen a confirmar lo que ya apuntaban otras encuestas: la gente quiere que los políticos se entiendan. Al hilo de esto habló ayer Felipe González. 'Nosotros', dijo el ex presidente en referencia al pacto de Ajuria Enea, 'apagamos la luz, ¿por qué no vamos a ser los primeros en recomponer esa unidad?'.

El dato

Dos mil agentes de la Ertzaintza se ocuparán de custodiar 738 colegios electorales distribuidos por 250 municipios. En total serán 5.000 los policías vascos que se desplegarán el domingo por las ciudades y pueblos de Euskadi para que el 13 de mayo sea recordado como lo que en realidad es: una fiesta grande. Gane quien gane.

La imagen

Mayor volvió ayer a San Sebastián. En su anterior visita, durante un encuentro con mujeres del PP, sus admiradoras lo saludaron al grito de ¡presidente, presidente...!, pero mediado el acto recibieron una indicación muy oportuna y la despedida fue más acorde con lo que aquí se dilucida: ¡Ari, ari, ari, Jaime lehendakari...!