Encierro de un grupo de autores catalanes en el Día del Escritor Encarcelado

Una celda de las dimensiones de una cabina de teléfono instalada en medio de la Rambla de Barcelona sirvió ayer de escenario para que unos cuarenta escritores y periodistas mostraran su solidaridad con el más de medio millar de hombres de letras que se calcula que se encuentran en la actualidad encerrados en las cárceles del mundo. La acción, organizada por el Comité de Escritores Encarcelados del Centro Catalán del Pen, consistía en que los participantes se turnaran dentro de la jaula emulando la situación de privación de libertad de sus colegas encarcelados. El poeta Jordi Sarsanedas, presid...

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Una celda de las dimensiones de una cabina de teléfono instalada en medio de la Rambla de Barcelona sirvió ayer de escenario para que unos cuarenta escritores y periodistas mostraran su solidaridad con el más de medio millar de hombres de letras que se calcula que se encuentran en la actualidad encerrados en las cárceles del mundo. La acción, organizada por el Comité de Escritores Encarcelados del Centro Catalán del Pen, consistía en que los participantes se turnaran dentro de la jaula emulando la situación de privación de libertad de sus colegas encarcelados. El poeta Jordi Sarsanedas, presidente del Pen catalán, resumió la intención del acto: "Concienciar a los ciudadanos de que aún hay muchos escritores en el mundo que han sido encarcelados por expresar sus ideas y no por delitos comunes". Sarsanedas añadió: "Aunque en nuestro país hay libertad de expresión, no olvidamos que alguna vez ha faltado". La acción coincidió con el Día del Escritor Encarcelado, que se conmemora desde 1981, y contó con la presencia, entre otros, de escritores como Ana Maria Moix, Sam Abrams, Montserrat Abelló, Francesc Parcerisas, director también de la Institución de las Letras Catalanas, e Isabel-Clara Simó.

Según el Pen Internacional, Turquía es el país que ostenta el triste honor de tener más escritores encarcelados en sus prisiones y China el que impone las penas más duras. Los organizadores pusieron el acento en los casos del peruano Yehude Simon Munaro, detenido en 1992 y condenado a 20 años de cárcel acusado de pertenecer a un grupo guerrillero, el turco Esber Yagmurdereli, el chino Xue Deyun, el angolés Rafael Marqués y las iraníes Mehrangiz Kar y Shahla Lahiji, detenidas en abril de 2000 después de participar en Berlín en un congreso en el que se debatió sobre la reforma social y política en su país.

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