Luis Manuel Ruiz urde un 'thriller' fantástico en 'Sólo una cosa no hay'

Satanismo e indagación psicológica se unen en una novela de acción

El título de la segunda novela de Luis Manuel Ruiz (Sevilla, 1973) es como un acertijo: Sólo una cosa no hay. La respuesta no tiene que ver directamente con la resolución de la intriga, sino con una comprobación de carácter casi ontológico. A medio camino entre la estructura del best seller y la de la novela psicológica, Ruiz es capaz de combinar las maquinaciones de una secta satánica y el ritmo de un thriller con unos personajes bien delineados.

Una mujer, desolada ante la pérdida repentina de su marido y su hija, empieza a tener extrañas pesadillas. Una ciudad fantasmagórica va toman...

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El título de la segunda novela de Luis Manuel Ruiz (Sevilla, 1973) es como un acertijo: Sólo una cosa no hay. La respuesta no tiene que ver directamente con la resolución de la intriga, sino con una comprobación de carácter casi ontológico. A medio camino entre la estructura del best seller y la de la novela psicológica, Ruiz es capaz de combinar las maquinaciones de una secta satánica y el ritmo de un thriller con unos personajes bien delineados.

Una mujer, desolada ante la pérdida repentina de su marido y su hija, empieza a tener extrañas pesadillas. Una ciudad fantasmagórica va tomando cuerpo en su imaginación y, poco a poco, se va colando en la realidad. Extraños personajes, ritos satánicos e inquietantes revelaciones se van sumando hasta hacerla desconfiar y sospechar de todas las personas que la rodean. La novela de Luis Manuel Ruiz, publicada por Alfaguara, ha sido construida como una maquinaria precisa, con engranajes que no permiten que el lector se despiste y escape, él también, de la trama. "Las novelas de intriga deben ser construidas cuidadosamente del principio al final para que no se escape ni un detalle, y es lo que he procurado hacer", dice Ruiz.

Este joven escritor, que ganó el premio de novela corta Universidad de Sevilla con El criterio de las moscas, sabe lo que quiere de sus obras: que tengan el enganche del best seller y la profundidad y estilo de la buena literatura. "El problema de los best sellers es que, por lo general, adolecen de estilo y van a los estereotipos, además de pintar personajes demasiado planos. Por otro lado, las novelas más serias exigen a veces demasiado del lector, que en nuestros días es bastante perezoso y se aburre de las frases demasiado elaboradas".

Lector de Borges, Poe, Cortázar, Lovecraft y Carroll, Ruiz alimenta su ficción de mundos fantásticos y nocturnos, de sectas secretas y ceremonias demoniacas. "Siempre me interesó la novela policiaca y de aventura, así como la literatura gótica. Me he documentado bastante para esta novela, porque creo que a la gente le gusta los libros con los que aprenden", afirma.

La secta de su novela se llama los coniurati, los conjurados, como el último libro de Borges. "La idea de los conjurados me gustaba; es algo que lleva siempre a trascender las apariencias, el interés de contar la historia a partir de las fuerzas ocultas que la mueven", explica.

La novela transcurre en una Sevilla laberíntica, en sus iglesias y bibliotecas, pero sobre todo en un territorio a medio camino entre el sueño y la realidad. La protagonista parece perdida entre dos mundos.

El epígrafe del libro es una frase de Borges: "Sólo una cosa no hay. Es el olvido". La protagonista de la novela trata de huir de sus recuerdos, pero no puede. "La memoria es el lugar donde reside la identidad de la persona", dice Ruiz. "El recuerdo es lo que nos impide cambiar y convertirnos en otro".

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