Tribuna:

Presencia en el exterior, oportunidad o amenaza

AITOR GUERRA Vivimos en un mundo en constante cambio, donde sólo aquellas empresas que se adaptan a las nuevas situaciones tienen garantías de sobrevivir. Uno de los cambios mas importantes viene provocado por la necesidad de internacionalización. Debemos aprender de la experiencia de países punteros como Suecia, Dinamarca o Alemania que han visto reducirse de forma importante su número de fundiciones, debido a que, al ser un sector tradicional, la generación de valor añadido es pequeña, salvo excepciones, y los costes laborales, medio-ambientales, etcétera. hacen que otros países (en su momen...

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AITOR GUERRA Vivimos en un mundo en constante cambio, donde sólo aquellas empresas que se adaptan a las nuevas situaciones tienen garantías de sobrevivir. Uno de los cambios mas importantes viene provocado por la necesidad de internacionalización. Debemos aprender de la experiencia de países punteros como Suecia, Dinamarca o Alemania que han visto reducirse de forma importante su número de fundiciones, debido a que, al ser un sector tradicional, la generación de valor añadido es pequeña, salvo excepciones, y los costes laborales, medio-ambientales, etcétera. hacen que otros países (en su momento España, ahora Turquía, Marruecos o el Este Europeo) entren a formar parte de las decisiones de compra de las empresas consumidoras de fundición.

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Nosotros nos encontramos en la actualidad en esta encrucijada. Las fundiciones que sobreviven a este proceso lo hacen por dos vías: creación de valor añadido e internacionalización. Aquellas empresas que invierten en I+D han encontrado su nicho de mercado, imposible de alcanzar por fundiciones de países menos desarrollados. Otras empresas han decidido acercarse al consumidor de fundición, sea del país que sea, mediante creación de fundiciones o acuerdos de colaboración con fundiciones locales. De esta manera, la fundición europea da la vuelta a la amenaza latente de la competencia de fundiciones de países menos desarrollados. Como ejemplo, las grandes compañías automovilísticas que "aconsejan" a sus proveedores de confianza el traslado de instalaciones a países donde se han trasladado ellos al no encontrar fundiciones locales de calidad.

En la actualidad, la internacionalización es una amenaza, porque nuestra competencia directa de Alemania, Francia o Italia ya lo está haciendo. En un futuro, la internacionalización puede ser una oportunidad. Para ello, es necesario, además de una mentalización de la que ahora carecen muchas fundiciones, un redimensionamiento del sector. Son pocas las empresas con tamaño suficiente para afrontar con garantías estos nuevos retos, que exigen fuertes inversiones materiales y humana.

El futuro de la fundición vasca vendrá determinado por el continuo desarrollo de nuevas tecnologías que permitan avanzar en la productividad, y reaccionar así frente a la pérdida de competitividad provocada por unos mayores costes. Pero el gran caballo de batalla será la internacionalización.

El valor mas importante con que contamos en nuestro país es el know how o saber hacer. Los conocimientos adquiridos a lo largo de la larga historia de la fundición en nuestro país no tienen por qué perderse en esta evolución natural. Este es el producto mas importante que poseemos, y este es el producto que debemos vender.

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Aitor Guerra es gerente de Fundigex.

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