Fin de fiesta poco feliz para los italianos

Los rumores de que sería la película iraní Dayereh (El círculo), de Jafar Panahi, la triunfadora de la 57ª edición del Festival de Venecia se dispararon el miércoles, cuando el filme se proyectó por primera vez en el Lido para la prensa. Coproducido por la escuela de arte que financia el grupo Benetton, su triunfo representa una pequeña satisfacción para el cine italiano, que ayer salió malparado en el reparto final de premios. Sólo la película de Marco Tullio Giordano, I centi passi, consiguió alzarse con el premio al mejor guión. Teniendo en cuenta que competían cuatro filmes i...

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Los rumores de que sería la película iraní Dayereh (El círculo), de Jafar Panahi, la triunfadora de la 57ª edición del Festival de Venecia se dispararon el miércoles, cuando el filme se proyectó por primera vez en el Lido para la prensa. Coproducido por la escuela de arte que financia el grupo Benetton, su triunfo representa una pequeña satisfacción para el cine italiano, que ayer salió malparado en el reparto final de premios. Sólo la película de Marco Tullio Giordano, I centi passi, consiguió alzarse con el premio al mejor guión. Teniendo en cuenta que competían cuatro filmes italianos, el resultado es más que modesto. Al menos la crítica nacional tuvo la satisfacción de poder aplaudir a Panahi. El director iraní, que sorprendió a los cinéfilos occidentales con El globo blanco, una encantadora historia de niñas, ha realizado esta vez una película de denuncia social y política que no alcanza el nivel de la primera.

Panahi, de 40 años, la ha filmado venciendo enormes dificultades en Irán. "Me ha llevado tres años, y he tenido tantos problemas que prefiero no mencionarlos. Tampoco me gusta la aureola de mártir". La idea, dice, "me la dio un suceso ocurrido en Irán: una madre que había matado a sus dos hijas y se había suicidado después. Pero también tenía razones personales. Cuando nació mi hija, mi madre me vino a ver al hospital con una expresión de funeral, así es que pensé en lo peor. Luego me dijo: 'Jafar, ten valor, has tenido una niña'. Aceptar a una niña es difícil hasta para una mujer".

Pero si el León de Oro no ha sido una sorpresa, también la identidad del actor que recibiría la Copa Volpi, el español Javier Bardem, era un secreto a voces. El actor dedicó el premio "a mi familia y a los que siempre me han ayudado, desde el amor más profundo", dijo en el escenario. Mencionó a Reinaldo Arenas y agradeció la confianza de Schnabel y terminó con un recuerdo a su "ídolo" Vittorio Gassman.

Más sorprendente ha sido el premio a la mejor interpretación femenina, la actriz australiana Rose Byrne, por The Goddess of 1967, dirigida por Clara Law. La crítica en pleno había apostado por Isabelle Hupper, que no sólo interpreta el papel estelar en Merci pour le chocolat, de Claude Chabrol, presentada fuera de concurso, sino la madre de la película Fils de deux mères ou la comédie de l'innocence, de Raúl Ruiz. La Virgen de los sicarios, que había despertado el interés de una parte de la crítica pese a lo discutible de la cinta, recibió un premio político, la medalla de oro del Senado.

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