EUROCOPA 2000La selección

Camacho: "Aún no he podido asimilarlo"

Paco se rapará tras la victoria y Helguera dice que la celebró "como si hubieran ganado la Copa del Mundo"

Quizá en estado de choque, José Antonio Camacho se presentó impávido en la sala de prensa. Los ojos perdidos en el vacío. La mirada al frente. Y pocas palabras. "Aún no he podido asimilar esto, y no sé si es el partido más intenso que he visto, o si he vivido otro así, o qué...", comentó, y pareció hablar con sinceridad. ¿No elogia a sus jugadores? ¿No les llama héroes...? Camacho intentó responder con claridad pero incurrió en un lapsus. "Yo cuando pierdo siempre respeto al rival, así es que si hubiéramos ganado tendría esta misma cara", sentenció, sin caer en la cuenta de que España había ga...

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Quizá en estado de choque, José Antonio Camacho se presentó impávido en la sala de prensa. Los ojos perdidos en el vacío. La mirada al frente. Y pocas palabras. "Aún no he podido asimilar esto, y no sé si es el partido más intenso que he visto, o si he vivido otro así, o qué...", comentó, y pareció hablar con sinceridad. ¿No elogia a sus jugadores? ¿No les llama héroes...? Camacho intentó responder con claridad pero incurrió en un lapsus. "Yo cuando pierdo siempre respeto al rival, así es que si hubiéramos ganado tendría esta misma cara", sentenció, sin caer en la cuenta de que España había ganado por 4-3, en el último minuto del tiempo añadido.El seleccionador se abrazó con sus jugadores cuando el árbitro pitó el final. El banquillo de España se trocó en un remolino rojo, sobre la hierba del estadio Jan Breydel. "Lo celebramos como si hubiéramos ganado no sé qué", dijo Helguera. "Parecía que habíamos ganado la Copa del Mundo". La selección resucitó de una pesadilla con el gol de Alfonso, pero Camacho rebajó la trascendencia del momento y el ritmo con el que se convirtió ese gol decisivo. De hecho, al entrar en los vestuarios los jugadores se tranquilizaron. Camacho también. Y luego todos dirigieron sus pasos hacia el autobús con la mente más o menos en blanco.

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"No te das cuenta muy bien todo lo que acaba de suceder, después parece normal", comentó Paco. Quizá por ese motivo, la voz de Camacho resonó como un ruido en una caja hueca. Estaba ronco y vacío de expresividad. "El hecho de que hayamos marcado en el minuto 94 no significa nada", comentó el técnico. "Hemos buscado la victoria siempre, desde el primer minuto, y podríamos haber marcado en el minuto cinco, en el 20, o en el 30. Eso da igual".

El puesto de Camacho al frente de la selección pudo pender de uno de esos minutos. El partido adquirió un ritmo tan impredecible y vertiginoso que la gloria y el fracaso parecían la misma cosa. En medio de la confusión, un grito tranquilizó a Camacho. No supo de quién provenía pero el que gritaba era uno de sus jugadores, en el medio del campo. "Decía: ¡Nos faltan tres o cuatro minutos! ¡Todavía hay tiempo, hay tiempo'...!". Camacho recordó ese momento, con Yugoslavia ganando 3-2: "Si decían eso, faltando tres minutos y cuando evidentemente no había tiempo es porque se tenían fe. Siempre se tuvieron fe".

En ese momento, Camacho ordenó un ataque masivo y mandó a Abelardo al área de Yugoslavia a rematar como si fuera un delantero centro. "¡Vete arriba! ¡Vete arriba!", le gritó desde el banquillo, y el Pitu recorrió el campo al trote, hacia la portería de Kralj. La orden de carga de Camacho se vio desde toda la grada. El seleccionador se puso de pie, encaramado en la zona técnica, se cogió los pantalones azules y se los encajó bien arriba para juntar fuerzas y seguir gritando. "Después del gol que nos marcó Govedarica me daba lo mismo perder el partido", explicó. "Así que mandé a Abelardo a jugar como delantero centro, para que subieran todos".

En el descanso, Camacho había sacado a Salgado del partido, debido a sus problemas físicos. En su lugar hizo entrar a Munitis, porque también quiso más profundidad. Luego entró Urzaiz. "Necesitábamos llegar arriba con velocidad", argumentó Camacho, sin más. No explicó que el efecto provocado fue el contrario. Porque hasta el minuto 90, y sin apenas centro del campo, la selección fue un equipo partido por la mitad, con Guardiola como único enganche puro entre defensa y ataque.

En la segunda parte Helguera se retrasó a la posición de central. El lugar que habría ocupado Hierro, que finalmente se quedó en el banquillo sin que Camacho demostrara demasiada convicción a la hora de justificar su ausencia por una lesión muscular. Algo leve, una contractura en el muslo derecho, según el técnico, que no quiso despejar si Hierro estará o no estará listo para jugar el partido de cuartos de final el próximo fin de semana. Al contrario, Camacho acudió a la guasa: "No sé si se le pasaran las molestias... a lo mejor después de gritar los goles le han dado más fuerte todavía". El seleccionador prefería como rival a Francia, porque "es la campeona del mundo", dijo, y la tendrá.

Fran se retiró con un golpe en la frente y tres puntos de sutura. Los da por bien empleados. "Ha sido un partido maravilloso y estamos muy contentos porque no merecíamos irnos de la Eurocopa". Paco había apostado que se cortaría el pelo si España lograba la clasificación y lo cumplirá.

Los ánimos del equipo están por las nubes. Helguera recordó su éxito en la Liga de Campeones. "En el Madrid lo pasamos muy mal y al final fuimos campeones de Europa. Con la selección va a ocurrir lo mismo". Sin embargo, no acertó en el rival de cuartos: "Nos va a tocar Holanda, la vamos a eliminar y a partir de ahí se puede soñar con cualquier cosa. Nos ha costado mucho, pero lo hemos merecido. Jugamos mucho mejor que Yugoslavia".

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