Carvalho se reencuentra con Charo y Barcelona en 'El hombre de mi vida' Vázquez Montalbán publica una nueva novela de su célebre detective

Vuelve Pepe Carvalho. Y no vuelve sólo porque se publique una nueva entrega del famoso detective, sino que Carvalho regresa en muchos sentidos. Por ejemplo, se reencuentra con su ciudad, Barcelona, después de que en sus dos últimos libros se paseara por Madrid y por Argentina. También vuelve el personaje de Charo para pregonar que el detective es el hombre de su vida y para liarle en una historia de espionaje a la catalana.

Otra vuelta de tuerca en este retorno de fin de milenio es una revisión del pasado que lleva a Carvalho a sus orígenes como espía de la CIA y a un intento de recicla...

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Vuelve Pepe Carvalho. Y no vuelve sólo porque se publique una nueva entrega del famoso detective, sino que Carvalho regresa en muchos sentidos. Por ejemplo, se reencuentra con su ciudad, Barcelona, después de que en sus dos últimos libros se paseara por Madrid y por Argentina. También vuelve el personaje de Charo para pregonar que el detective es el hombre de su vida y para liarle en una historia de espionaje a la catalana.

Otra vuelta de tuerca en este retorno de fin de milenio es una revisión del pasado que lleva a Carvalho a sus orígenes como espía de la CIA y a un intento de reciclaje como espía al servicio de la Generalitat. Y vuelve también Yes, un personaje escapado de Los mares del sur que hace revivir en el detective la pasión amorosa.Manuel Vázquez Montalbán (Barcelona, 1939), que ya lleva 22 libros y 1,5 millones de ejemplares vendidos de Pepe Carvalho, se toma las cosas con filosofía. Hay en El hombre de mi vida menos acción que en las primeras entregas, una mirada más distante y una especie de replanteamiento del personaje en esos tiempos en que los satélites espía y las compañías privadas de seguridad amenazan con anular a los detectives de toda la vida. "La idea de este retorno en El hombre de mi vida [Planeta] la tuve cuando, examinando la estrategia entera del ciclo, me di cuenta de que Charo tenía que regresar de Andorra", explica. "Ésta era una historia que planteaba dificultades, puesto que Charo vuelve ya mayor y esto condicionaba la estructura de la novela. A partir de ahí imaginé otra historia de amor, con Yes, que también reaparece y se convierte en elemento básico en una historia de espionaje".

La mirada de Pepe Carvalho en El hombre de mi vida es en cierto sentido la del prejubilado, la del hombre que avanza hacia la vejez y, tras comprobar que sus cuentas están en situación precaria, se reencuentra con su ciudad de siempre cambiada a raíz de los Juegos Olímpicos, mientras una intriga de sectas y nacionalismos se desarrolla ante sus ojos. "Es un poco un diagnóstico del fin del milenio", explica Vázquez Montalbán, "que es en el fondo un gran mercado para nuevos nacionalismos y nuevas religiones. Todos los días surge una religión nueva y con motivos cada vez más oscuros. Cualquier día veremos que Benetton se inventa una nueva religión para lanzar una línea de hábitos. Es un oportunismo, sin duda, pero las viejas religiones son tan plastas que en el fondo está la esperanza de a ver si sale de una vez una nueva con Sharon Stone como Papa".

"Carvalho se hace mayor", añade, "y es inevitable que surja un repaso del pasado, un repaso que lo conecta con sus tiempos de espía en la CIA. Charo vuelve con la intención de alegrarle la vida, para que tenga una vejez más digna, pero le mete en un intento de Servicio de Información de la Generalitat y al mismo tiempo surge una importante historia amorosa con otro personaje del pasado, Yes".

Aunque en la novela asoman muy al fondo Jordi Pujol y Josep Tarradellas, Vázquez Montalbán defiende que no ha querido escribir una obra en clave. "Hay una serie de personajes posibles", dice, "pero no he querido referirme a nadie en concreto. Es más, invito a quien sea a que identifique a los personajes del libro".

En este ambiente de nacionalismos de fin de siglo, Carvalho parece moverse como pez fuera del agua. "Carvalho es un charnego", precisa Vázquez Montalbán, "que toma una posición distante respecto a todo esto, pero siente simpatía por el nacionalismo oprimido, aunque distingue entre según qué personajes. De todos modos, en eso de los nacionalismos, cualquier día surgirá un ejecutivo de esos cuya patria es el dinero, que creará un nacionalismo de diseño tipo Padania para desesperación de los nacionalistas de siempre".

La religiosidad y los nacionalismos, centrados en El hombre de mi vida en una nueva secta neocátara y en el catalanismo, surgen en este fin de milenio, en opinión de Vázquez Montalbán, "como consecuencia de la desaparición de las verdades absolutas y de la amenaza de la globalización. Son sin duda un símbolo de final de etapa que puede ir a más".

Este mismo tema se repetirá, en parte, en la anunciada nueva entrega de Carvalho, Milenio, una entrega que puede ser la última, en la que el detective realizará una vuelta al mundo con su fiel Biscuter y repasará los temas de esa globalización que nos invade. "Es una novela abierta y no sé todavía qué pasará", advierte Vázquez Montalbán.

El ciclo de Pepe

Tanto en El hombre de mi vida como en Milenio, la novela que cerrará el ciclo, aparecerán personajes secundarios del amplio mundo carvalhiano. "Algún día", apunta Vázquez Montalbán, "cuando alguien estudie el ciclo con perspectiva, se dará cuenta de que hay mucha interdependencia y, en el fondo, la necesidad de construir un mundo. Carvalho tiene sin duda un mundo propio, con personajes que se interrelacionan y que aparecen en distintas novelas".

Cara a cara con un personaje que le acompaña desde hace más de veinte años, Manuel Vázquez Montalbán resume: "A veces lo necesito y luego me encanta olvidarme de él. He querido huir de una dependencia total. La verdad es que a veces me resulta más difícil escribir novelas de Carvalho que otro tipo de novelas, más que nada por miedo a repetirme".

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