Un dibujo de Velázquez se enfrenta a versiones del mismo retrato P

érez Sánchez reúne otras obras del XVII

Un dibujo a lápiz negro, con unas dimensiones de 188 por 116 milímetros, es la pieza más importante de la exposición abierta hasta el 30 de enero en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de Madrid (Alcalá, 13). El dibujo, un retrato del cardenal Borja, es una "obra indudable" de Velázquez (1599-1660) y se muestra frente a dos cuadros, procedentes de museos de Francfort y Puerto Rico, que son versiones del original perdido.

El historiador Alfonso E. Pérez Sánchez, ex director del Museo del Prado, ha colocado el dibujo de Velázquez, un retrato del cardenal don Gaspar de Borja ...

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Un dibujo a lápiz negro, con unas dimensiones de 188 por 116 milímetros, es la pieza más importante de la exposición abierta hasta el 30 de enero en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de Madrid (Alcalá, 13). El dibujo, un retrato del cardenal Borja, es una "obra indudable" de Velázquez (1599-1660) y se muestra frente a dos cuadros, procedentes de museos de Francfort y Puerto Rico, que son versiones del original perdido.

El historiador Alfonso E. Pérez Sánchez, ex director del Museo del Prado, ha colocado el dibujo de Velázquez, un retrato del cardenal don Gaspar de Borja y Velasco, auténtico según los especialistas, que pertenece a los fondos del Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, frente a dos cuadros del mismo modelo, de una serie de versiones velazqueñas a partir del original, que se ha perdido.Los dos retratos pintados han sido prestados por el Museo de Arte de Ponce, en Puerto Rico, y por el Städelsches Kunstinstitut. Hay otra versión que se conserva en la sacristía de la catedral de Toledo y que no se ha incorporado al montaje. La catedral de Toledo exigía que la Real Academia certificara que el cuadro era auténtico de Velázquez y que fuese asegurado en 1.000 millones de pesetas, cuando las otras dos obras se sitúan entre 40 y 50 millones de pesetas.

"La postura de la catedral de Toledo es absolutamente impresentable", afirmó ayer Alfonso E. Pérez Sánchez, comisario de la exposición, patrocinada por el Ayuntamiento de Madrid con el apoyo de la Fundación Caja de Madrid.

Colección desconocida

"El dibujo de Velázquez es la pieza mayor de una colección, la de la Real Academia, que es muy desconocida. Esta exposición es también una invitación a una labor de catalogación rigurosa de sus fondos", declara Pérez Sánchez, que tiene pendiente su discurso de ingreso en Bellas Artes. En el montaje hay piezas, además de esta colección, del Museo del Prado, de la Biblioteca Nacional y del Museo Valencia de don Juan.

Las tres versiones (Francfort, Puerto Rico y Toledo) son las más antiguas y de mejor calidad que se conocen, pero ninguna es obra de Velázquez, según Pérez Sánchez. Se conocen otras tres, de menor calidad, sobre el mismo personaje del cardenal Borja, biznieto de san Francisco de Borja, que fue embajador en Roma en dos ocasiones y una personalidad influyente en el reinado de Felipe IV. El retrato original de Velázquez se encontraba en poder de la familia Borja, en Gandía, hasta finales del siglo XVIII, y a partir de este momento se pierde su pista. "Es difícil que aparezca, pero siempre hay que dejar una puerta abierta", dice el comisario.

El montaje lleva el título de El dibujo europeo en tiempo de Velázquez y se organiza a propósito del retrato del cardenal Borja que conserva el Museo de la Real Academia de Bellas Artes. Pérez Sánchez extiende esta oportunidad única de contrastar el dibujo y los dos cuadros a las obras de otros autores del siglo XVII que fueron contemporáneos o seguidores de Velázquez.

La biografía del pintor sirve para situar los dibujos, desde la inicial etapa sevillana, los dos viajes a Italia y los años finales de Madrid. De Velázquez se exponen otros tres dibujos que durante años se han atribuido al artista, pero que Pérez Sánchez desmiente y atribuye a Carreño o Alonso Cano, aunque destaca la calidad de unos "dibujos bellísimos". También figura una copia del dibujo de Velázquez, que se considera obra de Vicente López.

En la sala se han colgado de forma cronológica dibujos de Herrera el Viejo, Pacheco, Alonso de Carbonell, Carducho y Herrera el Mozo, para pasar a los artistas que conoció en sus viajes a Italia o los que se consideran sus sucesores en la vida palaciega. En un espacio se han reunido diez obras de Alonso Cano, junto a otras de Ribera, Rubens, Bernini y Pereda.

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